martes, 8 de enero de 2013

EL ÚLTIMO VINO de Mary Renault





Porque hay novelas que no parecen escritas para ser leídas sino para ser sentidas y para ser leídas y sentidas no una vez, sino varias. Es por lo que he rescatado de los anaqueles más pretéritos de mi biblioteca " El último vino" y he querido sentirla con todos vosotros.

 Hoy os invito a una copa de belleza. Sí, os invito a bailar con la música de otros siglos. ¿ Aceptáis? Sé que sí. Bien, pues id hasta donde vuestra memoria no tenga recuerdos. Huid, por un instante, de vuestra biografía ideada en la fragua de la casualidad... Nuestro equipaje será una mochila repleta de inspiración en busca de su musa. 

 Y, entretejiendo los versos de Homero, zarparemos hacia la Grecia de Sócrates y de Platón. Nos acompañará Mary Renault( Londres, 1905. Sudáfrica, 1983) y su obra maestra: " El Último vino" escrita en 1956. Fondearemos en el Pireo, en el azul del mar de Ulises, con su gloria y su olvido, sus mitos y su logos. Sus tragedias, sus comedias y su Atenea vigilante Subiremos al amanecer, comiendo uvas, hasta el Partenón. E inevitablemente echaremos de menos a las Cariátides... 

Vagaremos por la colina de Likabetos y descubriremos que buscar la paz en un mundo que siempre ha estado en guerra, es una necedad. Disfrutaremos de Oriente y de Occidente, entre una suerte de dioses promiscuos, adúlteros y vengativos. 

 Y, ebrios de todo lo que sin ser hemos sido, trazaremos horizontes a las afueras del sol.

 ¡ Y brindaremos por aquel último vino!  



"Mandó a un servidor de confianza, que había sufrido ya la peste, el cual encontró a los dos jóvenes muertos. Por la forma en que yacían, parece que en el momento de la muerte de Filón, Alexias se había sentido enfermo, y, sabiendo el fin que le esperaba, tomó cicuta, para hacer el viaje juntos. La copa estaba en el suelo, a su lado; había derramado el sedimento, escribiendo FILÓN con el dedo, como se hace después de la cena, con el último vino..." (Pág, 467)

 "La novela El último vino . Fue la primera novela de corte histórico, de la autora, y para muchos la más lograda. De lectura recomendada en alguna que otra facultad universitaria, la novela es todo un canto a la amistad escenificado en la Atenas del último tercio del siglo V a.C., cuando la ciudad se halla sumida en plena guerra primero contra Esparta y luego consigo misma. El marco histórico es, pues, de extrema crudeza, y el dramatismo que demanda no es escatimado por la autora. Sin embargo el protagonismo no se lo lleva el aspecto bélico del relato (cosa habitual en el género histórico) sino el plano de los sentimientos de sus protagonistas y en especial de Alexias, el narrador de los hechos"

 "En una de sus obras, el filósofo Platón planteó el siguiente escenario: cierto día el ateniense Sócrates se acercó a una palestra donde se ejercitaba un grupo de jóvenes y comenzó a conversar con ellos acerca del significado de la amistad. Entre ellos se encontraba Lisis, un joven de no más de 14 ó 15 años con quien Sócrates dialogó sobre qué significa ser amigo de alguien ¿Cuándo existe la amistad? Cuando una persona ama a otra. Pero ¿y si esa otra no ama a la primera? De acuerdo, entonces redefinamos la amistad: sólo existe amistad cuando una persona ama a otra y esta a su vez ama a aquella. Pero esa definición exige reciprocidad, y según ella uno no podría ser amigo de su perro ni amar un objeto inanimado. ¿Entonces la amistad sólo puede darse entre personas? 
 Redefinamos pues de nuevo: B es amigo de A porque A ama a B. Pero se ha vuelto entonces a la primera definición, que ya fue considerada insuficiente; busquemos entonces un camino nuevo: la amistad se produce entre lo semejante, lo semejante es amigo de lo semejante. Pero lo malo no puede ser amigo de lo malo, porque lo malo no puede ser amigo de nada; bien, redefinamos nuevamente: lo bueno es amigo de lo bueno y lo es en tanto que busca algún provecho. Pero lo bueno, en tanto que bueno, no necesita de nada;  redefinamos una vez más la amistad: lo contrario es amigo de lo contrario. Pero entonces se daría el caso de que lo justo sería amigo de lo injusto; nueva definición, pues: lo que no es ni bueno ni malo es amigo de lo bueno, y lo es a causa de la presencia del mal, y con vistas a algo bueno que, por tanto, también ama. Pero entonces estaríamos en una cadena sin fin: amar algo con vistas a otra cosa que también amamos con vistas a otra cosa que también amamos… 
Redefinamos por enésima vez: aquello que se ama y de lo que se tiene amistad es de lo conveniente. Pero entonces lo bueno conviene a lo bueno, lo malo a lo malo, y lo bueno ni malo a su respectivo, lo cual ya había sido rechazado. ¿Entonces? 

El diálogo entre Sócrates, Lisis y los demás jóvenes concurrentes concluye sin llegar a una definición satisfactoria sobre aquello que se debate, cosa frecuente en las obras primerizas de Platón. La obra en cuestión se titula Lisis y fue escrito en las primeras décadas del siglo IV a.C. 

 Dos mil cuatrocientos años más tarde, Mary Renault parece tomar el testigo que dejara Platón y tratar de buscar, a su manera, la respuesta a la cuestión que planteó Platón. ¿Y cuál es su manera? Escribiendo un texto bastante más legible, comprensible y agradable que el diálogo platónico: la novela El último vino. Porque en ella se relata la historia de la amistad entre dos jóvenes a lo largo de los años: Alexias y Lisias, el primero un personaje de ficción pero el segundo no, al menos en tanto está inspirado en el Lisis del diálogo platónico (en el original inglés el nombre es Lysis y quién sabe por qué en español se ha traducido como Lisias, quizá para que lo confundamos con el orador Lisias, que vivió en la misma época). Los dos jóvenes viven en la Atenas de la guerra peloponesia, una Atenas que padeció alegrías y miserias a partes desiguales durante los casi treinta años que duró el conflicto. 

La peste, el desastre de Sicilia, el asedio de Esparta, el hambre, la derrota, la tiranía de los Treinta, la guerra civil… Con ese trasfondo se desarrolla la vida del joven Alexias, hijo de un ateniense conservador de carácter hosco y seco, y Lisias, de familia algo más acomodada pero que padece igualmente las penurias de la época que les ha tocado vivir"

domingo, 16 de diciembre de 2012

LA ELEGANCIA DEL ERIZO de Muriel Barbery




Hoy os invito a vencer los prejuicios con la obra de Muriel Barbery: "La elegancia del erizo". Publicada en 2006. Premio de las Librerías francesas en el 2007 y adaptada al cine en 2008. No se trata, por tanto, de una novedad editorial ni fílmica. Pero si se trata de una obra deliciosa, que ha estremecido a los lectores más jóvenes y a los más veteranos. Y que, del mismo modo, hace tiempo deseaba compartir con todos vosotros.

A mi vida llegó a través de un amigo, conocedor de mi alma infantil. Si bien, a este amigo la novela le había decepcionado. Después mantuvimos largas tardes de café y palabras acerca de la belleza interior, de la soledad, de las apariencias y de los prejuicios. Y creo que, finalmente, se enamoró de la señora Renée. Aunque, todo hay que decirlo, le costó confesarlo. Y es que, al cabo, estas son las sublimes sutilezas de la amistad cuando hay libros de por medio. 

 En palabras de su editor: "El libro narra la historia de una mujer que oficia de portera. Bajo una apariencia simplona e inculta, Renée esconde algunos secretos, como leer libros de filosofía. En el mismo edificio vive Paloma, una niña de doce años dotada de una inteligencia extraordinaria, que rechaza el mundo de los adultos al punto que ha decidido suicidarse en su cumpleaños número trece" 

 "La portera, de cincuenta y cuatro años, desde hace 27 trabaja en el Nº 7 de la calle Grenelle; es viuda, tiene un gato llamado León -por León Tolstói. Le gusta la música clásica, en particular Gustav Mahler. Como encuentra que la vida es una vulgaridad, a partir de la aparición de las cintas de VHS y luego de los DVD, ve habitualmente Muerte en Venecia. Lee filosofía. Fue la hija de un don nadie, sin belleza ni encanto, sin pasado ni ambición, sin don de gentes, sin esplendor. En su infancia fue una niña apática y casi minusválida, tan cargadas de espaldas que casi parecía jorobada. A los 12 años dejó el colegio para trabajar en casa y en el campo con sus padres y sus hermanos. A los 17 se casó con Lucien. Se describe como una mujer de espalda encorvada, la cintura ancha, las piernas cortas, los pies torcidos, el vello abundante, los rasgos toscos, sin gracia ni contornos. Viene de un pueblito de Puteaux. 

Paloma dice de ella: "tiene la elegancia del erizo: por fuera está cubierta de púas, una verdadera fortaleza, pero intuyo que, por dentro, tiene el mismo refinamiento sencillo de los erizos, que son animalillos falsamente indolentes, tremendamente solitarios y terriblemente elegantes." 

 A lo largo de estos años la he regalado, con sumo cuidado, a adultos de alma infantil y a mi sobrina adolescente, Carlota. Y todos convinimos con el señor Ozu, en que la portera era una princesa clandestina y erudita. 

 ¡Visitad los lugares clandestinos! ¡Despreciad las apariencias y venced los prejuicios... Así hallareis a los verdaderos príncipes y princesas...! 



 Os he seleccionado algunos fragmentos

 "Aparentemente, de vez en cuando los adultos se toman el tiempo de sentarse a contemplar el desastre de sus vidas. Entonces se lamentan sin comprender y, como moscas que chocan una y otra vez contra el mismo cristal, se inquietan, sufren, se consumen, se afligen y se interrogan sobre el engranaje que los ha conducido allí donde no querían ir. Los más inteligentes llegan incluso a hacer de ello una religión: ¡ah, la despreciable vacuidad de la existencia burguesa!" ( Pág, 4) "

¿Qué es una aristócrata? Una mujer a la que la vulgaridad no alcanza pese a acecharla por todas partes" ( Pág, 8)

 "Los que saben hacer las cosas, las hacen; los que no saben, enseñan a hacerlas; los que no saben enseñar, enseñan a los que enseñan, y los que no saben enseñar a los que enseñan, se meten en política." ( Pág, 21)

 "Resulta siempre muy perturbador descubrir un hábito social dominante allí donde uno creía ver la marca de su propia singularidad. Perturbador e incluso decepcionante" ( Pág,32)

 "Cuánto mejor sería si compartiéramos unos con otros nuestra inseguridad, si todos juntos nos adentráramos en nosotros mismos para decirnos que las judías verdes y la vitamina C, si bien alimentan al animal que somos, no salvan la vida ni sustentan el alma" ( Pág, 33)

 "Cuando estoy angustiada, me recluyo en el refugio. No hace falta viajar; me basta ir a las esferas de mi memoria literaria. Pues ¿qué distracción hay más noble, qué compañía más distraída, qué contemplación más deliciosa que la de la literatura?" ( Pág, 56)

 "Para eso sirve el futuro: para construir el presente con verdaderos proyectos de seres vivos" ( Pág, 60)

 "Curiosamente, Marguerite tiene una visión intelectual del amor, mientras que yo soy una romántica empedernida. Ella ve en el amor el fruto de una elección racional (en plan www.nuestrosgustos.com), mientras que para mí nace de una pulsión deliciosa. En cambio estamos de acuerdo en una cosa: amar no debe ser un medio, sino un fin" ( Pág, 93) 

 "Y me he dicho: si uno puede fingir que ignora que tiene una mano derecha, ¿qué otra cosa puede fingir que ignora tener? ¿Se puede tener un corazón negativo, un alma hueca?" ( Pág,106)

 "Recuerdo esa lluvia de verano. Día tras día, recorremos nuestra vida como quien recorre un pasillo" ( Pág, 113) 

 ¿Qué guerra es esta que combatimos, seguros de nuestra derrota? Aurora tras aurora, extenuados ya de todas las batallas que aún están por venir, nos acompaña el espanto del día a día, ese pasillo sin fin que, en las horas postreras, será nuestro destino por haberlo recorrido tantas veces" ( Pág, 147)

 "Ahora ya sé lo que hay que vivir antes de morir. Bien: se lo puedo decir. Lo que hay que vivir antes de morir es un aguacero que se transforma en luz" ( Pág, 155)

jueves, 15 de noviembre de 2012

LOS DÍAS DE ALEJANDRÍA de Dimitris Stefanakis



Hoy os invito a pasar unos días en la Alejandría de los primeros años del siglo XX. Con su bullicio, su historia y su decepción. Cuando la visité, hace ya algunos años, buscaba su Faro como si se tratara del más noble designio de mi vida. Estaba imantada por el fantasma de la legendaria Biblioteca, que había sido pasto de las llamas. Pero la realidad se impuso. Y no me he repuesto de aquella estremecedora pérdida. Y es que a veces los sueños es mejor no contrastarlos. 

 Con esta novela, sin embargo, ha vuelto a mí el sueño de Alejandría. Con su Cleopatra, su Faro y su Biblioteca. Una delicia de palabras envueltas en la muselina de unos tiempos tan revueltos como impredecibles.

 "Hay ciudades que nos recuerdan a una mujer inteligente y hermosa: fascinantes, imprescindibles, a menudo peligrosas, piden que alguien cuente su historia, evocando no solo los hechos sino también el sabor de su piel..." 

 Disfrutad de la piel de los sueños y dejaros vencer por el anhelo de regresar a ellos. 


 He seleccionado algunos fragmentos, con sabor a piel. 

 " La guerra y el comercio son los dos pilares de nuestra civilización" ( Pág, 15)

 " Por obra y gracia de un gusto delicado, el arte de Oriente y de Occidente armonizaban en un equilibrio perfecto" ( Pág, 34)

 " Su ego de Apolo no autorizaba más que la compañía de adorables muñecas, pero su narcisismo rechazaba la tiránica vanidad de las apariencias que observaba en las mujeres" ( Pág, 293)

  "Descubría cada día una nueva faceta de su personalidad, reprimida desde hacía muchos años por complacer a los demás y a la sociedad" ( Pág, 367)

miércoles, 17 de octubre de 2012

LA PESTE de Albert Camus




Hoy os invito, de la mano de Albert Camus (Argelia, 1913-Francia, 1960), a un ejercicio reflexivo de solidaridad. Sí, creo que este tipo de ágapes son escasos en las hoy llamadas sociedades de la "crisis". Así pues, aquellos que lo deseéis estáis invitados. Podéis acudir vestidos para la ocasión. Cada cual sabe cómo hay que hacerlo para un "ágape de solidaridad". 

 Durante el "ágape de la solidaridad" deseo que podáis poner a prueba vuestra capacidad de resistencia. Si acaso sentís que estáis sufriendo los efectos devastadores de una epidemia, todo será distinto. Y será distinto porque es mucho más que un montaje de los mercados para empobrecernos con palabras grandilocuentes y feas. 

No, en las epidemias lo normal es morir y, por tanto, el miedo es infinitamente mayor. Es por ello, que en este "ágape de solidaridad" el contagio debe ser poderoso, tanto como en una epidemia. No puede ser un contagio tipo: "crisis". De esos donde las quejas hacen más ruido que el hambre. No. Aquí hay que arremangarse y ayudar. Ayudar sin quejarse del frío , del sueño, del hambre, ni de la depresión. Porque en las epidemias no hay tiempo para deprimirse. 

Se aconseja traer una sonrisa sincera, el alma dispuesta a vivir en el combate y un corazón a prueba de ratas. 

Después, como en la gran novela de Camus... ¡Os deseo que oigáis gritos de alegría! 

 Y todos aquellos que no podamos ser santos, al menos, seremos el testimonio de lo que hay que hacer contra el terror...



 "... No hablaba nunca si no era para decir algo. En fin, a mi me gustaba. Pero la cosa es así. Los otros dicen:" Es la peste, ha habido peste". Por poco piden que les den una condecoración.
 Pero, ¿ qué quiere decir la peste? Es la vida y nada más." ( Pág, 283)

domingo, 23 de septiembre de 2012

LA SOLEDAD DE LOS NÚMEROS PRIMOS de Paolo Giordano



“La soledad de los números primos” llegó a mi biblioteca cuando ya le precedían todo tipo de opiniones. Unas a favor y otras en contra. Ninguna indiferente. Sin embargo, estaba decidida a enfrentarme con un título sugerente y con la primera novela de un licenciado en Física Teórica. Al menos no era periodista, me dije. Y para mí, esta condición, ya era una garantía de que la historia no sería un canto a las contingencias obvias del oficio de vivir. ¡Que por otra parte me parece un magnífico oficio!

 De este modo, hoy os invito a una metáfora matemática. Una abstracción, sumamente hermosa, sobre la que descansa la novela de Paolo Giordano. Los números primos gemelos, a decir de los estudiosos en este campo, contienen una relación especial, porque entre ellos se interpone siempre un número par. Así, números como el 11 y el 13, el 17 y el 19, o el 41 y el 43, permanecen próximos, pero sin llegar a tocarse nunca. Estos números me producen una enorme tristeza, como cuando de niña comprendí las líneas paralelas y me dí cuenta que su destino las mantendría separadas siempre. No llegarían a conocerse jamás, aunque estuvieran a un milímetro la una de la otra. Si lo hacían perderían su condición de paralelas. Sin duda se trataba de la esencia de la soledad. 

Pero yo, por entonces, más poética que matemática, les otorgaba una suerte de desgracias por el mero hecho de que para mantener su “condición de paralelas” su destino las obligaba a oficiar la vida en soledad. La aventura que hoy os propongo es indagar en esa esencia de la soledad, que, a su vez, concluye en un hecho biológico: nacer solos y morir solos. 

Os propongo indagar en esa sutil diferencia que existe entre el estar solo y el sentirse solo. Y de algún modo, os propongo que hagáis del oficio de vivir, el único capaz de abrigar las alegrías y las contrariedades de los demás oficios. Y, naturalmente, os propongo que no os arropéis con líneas paralelas o con números primos gemelos.

 ¡Espero que, después de leer a Paolo Giordano, las vías del tren tenga para vosotros más intensidad en las intersecciones, allí donde habita el peligro de encontrarse...! 



Os he seleccionado algunos fragmentos que deseo os sirvan de intersección:

 "Deseó decirle que también le gustaba porque era algo que podía hacer solo, porque lo que uno estudia son cosas sabidas, muertas, frías; porque las páginas de los libros de clase tienen todas la misma temperatura, lo dejan elegir a uno, nunca hacen daño ni uno puede hacerles daño a ellas...Pero se abstuvo." ( Pág, 88)

 " En la oscuridad del cuarto, su mente volvía a poblarse de pensamientos sombríos y casi siempre acababa cogiendo un libro, lo abría al azar y seguía estudiando" ( Pág, 126)

 " Quiso contestar que sentirse especial era una jaula, lo peor que podía pasarle a uno, pero se abstuvo.
 " ( Pág, 152)

 "Pasaba tanto tiempo solo que, de haber sido una persona normal, se habría vuelto loco en un mes" ( Pág, 195) 

 " Se puede enfermar de recuerdos..." ( Pág, 234) 

" Como se siente uno si piensa cuánto tiempo se pierde deseando estar en otro sitio" ( Pág, 268)

 " La gente no perdía el tiempo, se aferraba a unas pocas casualidades y fundaba sobre ellas su existencia" ( Pág, 274)

 " Sí, lo había aprendido. Las decisiones se toman en unos segundos y se pagan el resto de la vida" ( Pág, 274)

lunes, 27 de agosto de 2012

HHhH de Laurent Bienet


Laurent Binet nos sorprendió a todos con su primera novela: “HHhH”. Y hoy os invito a que os sumerjáis en las aguas profundas de uno de los episodios más conmovedores de la II Guerra Mundial, tal vez así seamos capaces de identificar los elementos de la Tercera Guerra Mundial, en la que estamos inmersos. Porque nos guste o no, las trincheras son otras, los elementos distintos, pero el denominador común: el sufrimiento, existe y nada en él es inocente.

 Sí, definitivamente Binet nos adentra en un modo desesperado por contar la Historia en el que enfrenta la ficción con la realidad. De este modo, nos hace pertenecer a la Historia sin distancias ni solemnidades. Pertenecer a la Historia, en el sentido binetniano, resulta ser tan apasionante como descubrir que todo sigue un curso predeterminado por la conducta de los seres humanos, que todavía no han aprendido a vivir sin guerras.

 Están en vigor la traición, el asesinato, la desigualdad, la codicia, la maledicencia, la falta de libertad… Todo sigue en vigor, aunque denunciemos que ocurrió hace medio siglo. 
El título HHhH esconde la frase: “Himmlers Hirn heisst Heydrich” (el cerebro de Himmler se llama Heydrich) que es lo que se decía en las SS de Reinhard Heydrich, jefe de la Gestapo, considerado el hombre más peligroso del Tercer Reich y una de las figuras más enigmáticas del nazismo. Laurent Binet construye este espeluznante relato como un thriller en forma de tragedia clásica. 

 Mirad a vuestro alrededor, despojaos de la ceguera y os será inevitable ver a los muertos.


 “Lo bueno de las historias verdaderas es que uno no tiene que preocuparse de dar sensación de realidad” (Pág, 34)

 “Sin duda es azaroso pretender determinar los momentos de una vida en los que la existencia da un vuelco” (Pág, 42)

 “Un tren de mercancías se para con un rechinamiento interminable. En el andén hay una larga rampa. Por el cielo se oye el graznido de los cuervos. En un extremo de la rampa hay una gran reja con una inscripción en alemán en su frontispicio. Detrás de ella, un edificio de piedra parda. La reja se abre. Es la entrada de Auschwitz.” (Pág, 239)

 “Mi historia se ha acabado y mi libro debería hacerlo también, pero descubro que es imposible terminar una historia semejante. (Pág, 389)

martes, 17 de julio de 2012

VIAJES Y OTROS VIAJES de Antonio Tabucchi



Hoy os invito a viajar con Antonio Tabucchi ( Italia, 1943-2012). Siempre me han fascinado los viajes que nos regala en sus novelas. ¿Os apetece un viaje con él? Si es así, no os preocupéis de lo que os ocupa y dejaos llevar...  Con pequeños equívocos, sin importancia, llegaremos a la línea del horizonte. Y  desde allí, desde el mapa del mundo, desplegaremos el mundo contiguo de las vastas lecturas de Tabucchi y, naturalmente, de las nuestras.

Lo fundamental en este viaje será olvidarnos de lo urgente- que no suele serlo tanto, y que además prescinde bien de nosotros, está adiestrado para prescindir de nosotros... aunque nos duela reconocerlo. Sin embrago... ¿  estamos nosotros preparados para prescindir de lo urgente?-.  No lo penséis demasiado... Si la respuesta es afirmativa, no lo dudéis y vivir en lo importante. Este viaje es un viaje en y por lo importante, que siempre nos llevará a lugares, que no por haber visitado se habían quedado prendidos al forro de nuestra alma; y  ese contragolpe nos permitirá mirar viendo, pero con los ojos de la vida...

¡Os deseo que con Tabuccchi, vuestras ganas de viajar no se detengan nunca!


"Los viajes que se nos cuentan en este libro, pasan desde el ensueño de la memoria propia (ese familiar que llevaba al niño Tabucchi a Florencia en un gozoso descubrimiento de Giotto), el hallazgo en  la Provenza de un pueblo, Mougins, donde la belleza se ha instalado. O se pierde por Hernani en el Pais Vasco en la casa museo de Chillida (en estos tiempos, cerrada, por desavenencias entre autoridades y la familia del artista)  o nos habla de su pequeña patria adoptada, Lisboa, ciudad legendaria en la que uno puede tomar un cafe junto a Pessoa, en efigie, o puede perderse en una calle maravillosa que nadie visita, la Rua da Saudade. Para concluir, hablándonos de Goa en la India, de Grecia y su Cabo Sunion, de Brasil y sus personajes historicos legendarios, de Paul Valery ante el Mediterraneo  o Cortázar en Paris. 

Y tambien nos narrará de viajes realizados a ciudades imaginarias gracias a personas interpuestas, los escritores que crearon un mundo propio, como Proust o Faulkner. Para concluir diciéndonos al oído: "tal vez falten los viajes más extraordinarios. Son los que no he hecho, los que nunca podré hacer. Que permanecen sin escribir, o encerrados en su propio alfabeto secreto bajo los párpados, por las noches. Después nos quedamos dormidos, y levamos anclas."

  "Y así, como en "La Hispaniola", acompañando a Jim Hawkins y a John Silver el Largo, Antonio Tabucchi logra con su libro de viajes hacernos añorar los imposibles viajes de los libros de aventuras de Strevenson, London o Poe. Esa inquietud creativa que nos hace levar anclas de la realidad y surcar el ancho mar de los Sargazos de la imaginación leída".

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