viernes, 29 de marzo de 2019

LA ISLA DEL TESORO de R. L. Stevenson


Hoy os invito a dejar, por un instante, las impertinentes y pertinaces andanzas cotidianas. Os invito a las peripecias y reveses que deben afrontar los tripulantes del barco que sale en busca de un tesoro escondido… 
Seréis Jim Hawkins, hijo de la mesonera de un pequeño pueblo de la costa de Inglaterra. Hace años, era yo por entonces una niña, me convertí por vez primera en Jim Hawkins, más tarde convertí a mis hijos y estoy segura que lo haré con los hijos de mis hijos… Lo recuerdo como si fuera ayer… 

Conoceréis a un viejo marinero borracho y malhumorado, que al morir deja el mapa de un tesoro: un codiciado alijo de oro y plata enterrado por el legendario pirata Flint en una lejana isla tropical. 
Los aventureros que aceptéis la invitación, regresaréis al tiempo en donde los relojes no marcan el tiempo… y escucharéis la voz de un viejo marinero con las manos agrietadas llenas de cicatrices, la cara marcada por un sablazo que cruza su mejilla y una canción que no olvidareis: 

«Quince hombres en el cofre del muerto... ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Y una botella de ron!» 

 Y sí…«Lo recuerdo como si fuera ayer, meciéndose como un navío llegó a la puerta de la posada, y tras él arrastraba, en una especie de angarillas, su cofre marino; era un viejo recio, macizo, alto, con el color de bronce viejo que los océanos dejan en la piel; su coleta embreada le caía sobre los hombros de una casaca que había sido azul. 

Lo veo otra vez, mirando la ensenada y masticando un silbido; de pronto empezó a cantar aquella antigua canción marinera que después tan a menudo le escucharía: «Quince hombres en el cofre del muerto... ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Y una botella de ron!» con aquella voz cascada, que parecía afinada en las barras del cabrestante…» 

Porque al cabo ¿qué sabemos de los hombres de mar? ¡Nada! 

Todo está silenciado en islas anónimas, en tesoros invisibles y marcados por «la Negra»... 

¡Os deseo que encontréis vuestra Isla del Tesoro! 


LO QUE SE HA ESCRITO ACERCA DE LA OBRA 

«Una mañana, un viejo marinero que tenía la cara marcada con la cicatriz de un sable, llegó hasta nuestra casa arrastrando un gastado baúl. Era alto y fuerte y llevaba el pelo recogido en una trenza negra. Sus manos, con las uñas sucias y recomidas sujetaban un bastón. Dentro de la posada, el viejo marinero pidió un vaso de ron y, apurándolo de un solo trago, comenzó a hablar con mi madre» 
El joven Jim Hawkins consigue abordar un barco para ir a la isla, pero, mezclada con la tripulación, una banda de piratas capitaneados por John Silver también perseguirá el botín. Empieza la aventura. Esta novela clásica de aventuras, además de relatar las peripecias y peligros que deben enfrentar los tripulantes del barco que sale en busca de un tesoro escondido, es un libro de iniciación. Su protagonista es un adolescente que participa de la expedición como grumete y se convierte de algún modo en el héroe de la historia, capaz de resolver situaciones conflictivas cuando otros marineros experimentados no pueden hacerlo». http://www.elresumen.com/libros/la_isla_del_tesoro.htm
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