lunes, 9 de mayo de 2011

EL PABELLÓN Nº 6 de Anton Chéjov


Hoy os invito a la grandeza de Anton Chéjov( ( Антон Павлович Чехов), ( Taganrog, 17 de enerojul./ 29 de enero de 1860greg. - Badenweiler (Alemania), 2 de juliojul./ 15 de julio de 1904greg.) Ha llegado a mi vida, de nuevo, después de muchos años. Y mi entusiasmo por él ha ido en aumento. Es un maestro del relato corto. Un amante de la descripción del alma humana, en especial del alma rusa. He elegido "El pabellón nº 6". Sin embargo, cualquiera de sus obras nos puede conmover.
Espero que con él recorráis las esquinas de la vida rusa antes de la Revolución Bolchevique, es una forma de pensar en este pueblo de un modo más comprensivo. Entender su humor, su inmadurez, su aislamiento- clima, alfabeto, cultura- que estoy segura nos transportará a otra dimensión. Ante todo recorreremos una intención no moralizante de la vida, como si un escándalo y una insumisión a los cánones dejaran entrever la libertad.
Disfrutad intensamente de lo breve, con Chéjov. Responded a sus preguntas, él no lo hará por nosotros.

"Fuese cual fuere la materia de que se hablara con él, todo lo resumía en una conclusión: la vida en aquella ciudad ahogaba y aburría; la sociedad carecía de intereses vitales y arrastraba una existencia oscura y absurda, amenizándola con la violencia, la perversión más burda y la hipocresía; los granujas estaban hartos y vestidos, mientras que los honestos se alimentaban de migajas; hacían falta escuelas, un periódico local honrado, un teatro, conferencias públicas, cohesión de las fuerzas intelectuales;urgía que la sociedad se reconociera a sí misma y se horrorizara. En su apreciación de las personas, no utilizaba sino tintas cargadas, pero sólo blancas y negras, sin matices de otro género. Para él, la humanidad se dividía en honrados y canallas; no había cualidades intermedias. De las mujeres y del amor hablaba siempre con apasionado entusiasmo, aunque nunca estuvo enamorado..." ( Pág. 4)


"Por otra parte, ¿para qué impedir que la gente muriese si la muerte es el fin normal y legítimo de todos y cada uno? ¿Qué se ganaría con que un mercachifle o un chupatintas viviese cinco o diez años más? Considerando que el objeto de la medicina consistía en aliviar los sufrimientos, surgía la
pregunta: 
¿Y para qué aliviarlos? En primer lugar, se decía que los sufrimientos llevaban al hombre a la perfección; y en segundo, si la humanidad aprendiese a mitigar sus males con píldoras y gotas abandonaría totalmente la religión y la filosofía, en las que hasta entonces encontraba, no sólo un escudo contra las calamidades, sino incluso la felicidad. Pushkin padeció horribles tormentos antes de morir; y el pobre Heine estuvo paralítico varios años. 
¿Qué razón había, pues, para que no aguantasen enfermedades un Andrei Efímich o una Matriona Savishna, cuyas vidas carecían de contenido y resultarían completamente hueras y semejantes a la de la amiba, a no ser por los sufrimientos? ..." ( Pág. 11)


"-No tengo la pretensión de convertirle a mis creencias -pronunció en voz baja Andrei Efímich, lamentando que no quisieran comprenderlo-. Y no se trata de eso, amigo mío. El quid no está en que usted haya sufrido y yo no. Los sufrimientos y las alegrías son cosa efímera. Dejémoslos a un lado, y que se vayan con Dios. El quid está en que usted y yo pensamos. Vemos, el uno en el otro, personas capaces de pensar y de razonar; y esto nos hace solidarios, por diversos que sean nuestros criterios. ¡Si supiera usted, amigo mío, cómo me fastidian la insensatez, la torpeza, la cerrazón generales, y con cuánta alegría charlo con usted todas las veces! 
Es usted inteligente, y me deleita su conversación..." ( Pág. 27)
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