domingo, 15 de marzo de 2015

EL RUIDO Y LA FURIA de William Faulkner


Hoy os invito a una obra escrita por un genio: Willian Faulkner. Una obra espinosa y cosmopolita: "El ruido y la furia", publicada por primera vez en 1929. Llegó a mí, hace años, desde una biblioteca de adultos, como: "El sonido y la furia". El hurto de libros, a los mayores, era una de mis aficiones, y a veces tenía sus compensaciones. Esta la tuvo.  Al principio no comprendía nada, dado que es un cuento relatado por un idiota: Benjy, l"leno de ruido y furia", en alusión a un soliloquio del Macbeth de Shakespeare. 

Llegó a parecerme tan dura y enrevesada que pensé que no había acertado al "robar" esa novela de entre todas las otras que se me ofrecían. Mas fue después, cuando salté al tercer capítulo cuando sentí que aquello era un buen botín. 

 En "El Ruido y la Furia", descubrí con el correr de los años, que también podía ser leída, como la gran parte de las obras de Faulkner, como un microcosmos en el cual "el Sur es el Todo". Y es que la Guerra de Secesión, la guerra entre el norte y el sur de Norteamérica fue para Faulkner: la decadencia. 

La decadencia de la familia Compson, que representa en la novela, puede ser interpretada como un análisis del deterioro de la moral tradicional para ser reemplazado por el desamparo de la modernidad. La novela fue llevada al cine en 1959, por la 20th Century Fox. Dirigida por Martin Ritt. La película no supo seguir la idea del tiempo que marcaba la novela. Decadencia y desamparo de la modernidad... narrado por un deficiente mental, por un idiota. 

 Sin embargo, la película: "Lo que el viento se llevo", me ayudó a comprender más y mejor a Faulkner. Entendí la fascinación de los personajes más trágicos. Entendí el pragmatismo sin escrúpulos de las conciencias más remilgadas, cuando a Dios ponen por testigo de que nunca volverán a pasar hambre. 

 Admitamos que para algunas personas la modernidad -el cambio de costumbres domesticadas-, es siempre una inseguridad, un desamparo. Admitamos que las guerras desintegran el tiempo y las relaciones entre los seres humanos. Admitamos que es difícil hacer de nuestra propia conciencia un verdugo para con nosotros mismos. Admitamos que pasar hambre y penurias es algo que no olvida nuestra frágil memoria, y que nos cambia, nos hace enfrentarnos a la vida de otro modo. 

  Admitido lo anterior, os deseo que no juzguéis a la ligera: ni a los demás ni a vosotros mismos. Porque separar conciencia de contexto suele resultar tan absurdo como pretender poseer la verdad absoluta, única e irrebatible. ¿Dónde está esa verdad? ¿ Quien la tiene? 

 Os deseo que os acerquéis a tantas verdades nutritivas de vuestro ego, como a otras tantas miserias desnutritivas. Y que las miréis de frente, cara a cara.

Después la felicidad será más insegura, transitoria y provisional... Pero más felicidad... 



LO QUE SE HA ESCRITO ACERCA DE LA NOVELA 


 Novela clave en la obra de William Faulkner (1897-1962), pues en ella se adentró en técnicas que habrían de hacerse claves en la narrativa moderna y consolidó el que habría de ser su mundo narrativo, El ruido y la furia (1929), título que evoca los célebres versos de «Macbeth», se articula en torno a los monólogos interiores de los hermanos Compson: Benjy, el idiota; el sensible Quentin, atormentado por el incestuoso amor que siente hacia su hermana Caddy, y el inescrupuloso Jason. 

La trágica historia que Faulkner va urdiendo con genial maestría narrativa en torno a los miembros de una antigua familia hacendada del Sur, desvela con una fuerza expresiva inusual la lenta e implacable corrosión del tiempo, así como el desvanecimiento y la perversión del intangible paraíso de la infancia
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