miércoles, 29 de septiembre de 2010

LA ORDEN DEL PAPIRO DE ÁMBAR de José Juan Mújica Villegas



Hoy os invito a una peregrinación hacia lo paradójico, hacia la futilidad y sus absurdos; y lo hago con Mújica Villegas (Las Palmas de Gran Canaria, 1949) a través de su novela: “La Orden del Papiro de Ámbar”. El autor, que me dedicó la novela sin rubrica, es un Groucho Marx en sepia: mucho más triste, patético, sagaz, irónico y surrealista de lo que nos resultará su inteligente historia.
Así que pensé: ¿qué tal un manifiesto de humor inteligente a “lo Mújica Villegas”? Y aquí os lo he traído. ¿Peregrinamos hacia el absurdo? Ya lo hicieron otros y, en modo alguno, resultaron ilesos ¡Adelante valientes! la aventura es nuestra...
No existe en el panorama literario actual nada comparable. Es único. Fusiona magistralmente la pedantería en clave de: “trágate el rollo”, la culturilla en clave de: “hay que aparentar”, la intriga en clave de: “esto vende”, las frases poéticas en clave de: “que no falte de nada”, los fragmentos rápidos y periodísticos en clave de: “es la moda” Y todo lo procesa y lo teje con una soberbia espontaneidad bufa.
Con Mújica Villegas no sabremos si nos reímos con él, de él, él de nosotros o simplemente nos reímos de nosotros mismos. Tampoco sabremos si su imaginación portentosa desea que abandonemos la novela, por aburrimiento, porque él sabe que nos atrapa sin ansiedades por conquistar finales imprevistos. La trama es tan absurda y manida: ”robar cuadros”, que nos costará pensar que no nos está “tomando el pelo” y nos reiremos, una vez más, de nosotros mismos y de nuestras pretensiones de "intelectualidad" libresca.

Mújica Villegas construye personajes más allá de lo ingenioso, su faceta de actor lo convierte en el arquitecto de la vida más disparatada, otorgándonos una visión de la realidad ridículamente artificiosa en la que somos capaces de “mantener el tipo” y además creérnoslo. El lenguaje, con "tics" absolutamente premeditados, es una promiscuidad de desatinos que, de forma intencionada, el autor nos prepara en un brindis de irreverencias. Asimismo, en un contexto inglés de finales del siglo XIX, rígido y metódico, la “hora del té” será la gran parodia de lo distinguido. También, la edición, nos regala algunas imágenes al carboncillo “por si la cuestión no queda clara”. Todo un compendio de “mala intención” divertida y transgresora hasta limites impensados.

¡Os deseo en este peregrinaje un “asalto filibustero” al sarcasmo inteligente de Mújica Villegas!




El guión que el editor propone al lector en “ La Orden del Papiro de Ámbar”( 2007) concluye con este fragmento que, en mi opinión, describe con agudeza el original contenido de una narración repleta de "tics" sorprendentes que, de forma constante, están admirando y asombrando al lector:
“Una divertidísima narración repleta de personajes ingeniosos y situaciones absurdas; un hipotético cóctel explosivo en el que tendrían cabida ideas tan dispares como las que se les pudiesen antojar a Conan Doyle o Groucho Marx; una novela de suspense para aquellos que creen que la intriga y el humor no tienen por qué estar reñidos”.


Mújica Villegas, nos instala en los años que cierran las puertas del siglo XIX y en un “anfiteatro” ideado para esa época: en un Londres proclive a la seducción y  en medio de su constante bruma, nos evoca un elenco variopinto de plumas sobre páginas de novelas de misterio.
En la historia que nos relata acontece sobre la capital inglesa "una maldición", que, a su vez, se cierne en torno a una enigmática amenaza. Ésta augura expectativas lúgubres y siniestras. Un "ente" anónimo y perverso, con enorme poder y con una fisiología delincuente y sólida, estructurada a su servicio, puede convertirse en el "mal" más poderoso que haya conocido nunca esa ciudad. A partir de ahí y desde un plan tan ambicioso como maligno se irá desarrollando una fábula en la que aparecerán los personajes más insospechados, a través de los cuales se enhebra toda una leyenda disparatada, hilarante y enigmática. Cada rincón de Londres esconde un sobresalto y cada uno de los actores irá vestido con una máscara imprevisible, peculiar y divertida. Robos de obras de arte, asesinatos paradójicos, raptos y escenas tragicómicas ponen de manifiesto una lucidez atrevida que crea un relato ameno y sencillo de leer. Sin embargo, cada página está impregnada de un deleite exquisito por la ironía, por el sarcasmo, por el humor y por la intriga; todo ello aderezado con unas sutiles moléculas de surrealismo.
 El autor nos rodea de personajes únicos, así como de escenas sorpresivas y alarmantes que completan la realidad de un libro inspiradamente extraño.

He elegido algunos fragmentos de la novela de Mújica Villegas. Espero que ellos sean delatores del contenido excéntrico de “La Orden del Papiro de Ámbar”

“Una mujer madura que había sacado a dar una vuelta a su perro, a sus dos gatos, a su vaca lechera y a sus dos hermanas viudas, pasó casualmente delante de ellos y les informó sin haber sido preguntada:
-No se molesten, no está en casa. Cuando se ausenta, abre las ventanas. Dice que lo hace para evitar que entren ladrones.
Las otras dos hermanas asintieron, a pesar de ser, como se ha dicho, viudas. También confirmaron con sus cabezas los dos gatos y el perro. La vaca, sin embargo, mugió con elegancia.
-Es Hortensia, les da las buenas tardes –dijo la mujer.
-Buenas tardes, Hortensia –saludó Papermate en nombre de los tres-. Tiene usted unas ubres preciosas.
Todos hicieron una cortés reverencia y la señora reanudó su paseo en compañía de sus allegados. Se dieron cuenta enseguida de que se trataba de un animal muy sensible a las cortesías, puesto que podía advertirse a la legua que, tras el piropo del cirujano, una de las mamas se le había ruborizado.” (Pág. 230)

“-¿Qué ha sucedido agente, algo grave? –preguntó una anciana que iba colgada del brazo de su difunto marido, quien a pesar de haber muerto años atrás, no había perdido el hábito de acompañarla en los paseos matutinos.” (Pág. 377)

“Entre tanto, un molesto moscardón comenzó a dar vueltas por el escritorio y distrajo la atención de los fumadores, obligándoles de cuando en cuando a seguir, sin desearlo, su desconcertado itinerario. Smiles, incómodo y enojado por la circunstancia, miró a un lado de la mesa y extrajo de un paragüero una cerbatana amazónica y, tras introducirle una flecha envenenada con curare se la llevó a la boca y comenzó a seguir con ella los delirantes movimientos del insecto.” (Pág. 72)

“-¿Roba usted carruajes? –preguntó la moza, asombrada.
-Sí, es mi profesión.
-Debe ser un trabajo apasionante.
-Lo es.
-¡Cómo le envidio!
-¿Le gusta? Un día la invitaré a robar uno. ¿Le apetece?
-¡Me encantaría!
-Será un placer hacerlo con usted.
-Para mí, también.” (Pág.291)

“-¿Y usted, Sniffer, ¿qué opina del asunto? –preguntó el más interesado en las respuestas que pudiese ofrecer cada uno.
El aludido dejó por un instante de marcar un as de corazones y respondió con gran solemnidad y elocuencia:
-Me la reflanflinfla.
O´Leary, sin inmutarse, insistió en preguntarle con excepcional agudeza.
-Sí, muy bien, de acuerdo. Pero me gustaría saber si esa reflanflinflez que manifiesta contiene inquietud por el tema o pasa usted del asunto.
Sniffer miró con desgana al policía y le mandó a freír monas…” (Pág. 325)

“-¡Pistas, pistas, pistas! Lo que menos necesito yo ahora son pistas. Lo que mejor me vendría sería un centro de reposo o un precipicio que tuviera acantilados cincuenta metros más abajo –dijo gimoteando como un imberbe.
Tal vez por esa razón, su ayudante insistió en consolarle.
-Vamos, no sea usted imberbe, mi teniente.” (Pág. 380)

“Advertida esta circunstancia por los malhechores, propició que un individuo pequeño de rasgos orientales, de cabeza rapada a excepción de una coleta, y vestido con un kimono sedoso de color azul, saliese debajo de una de las piezas de artillería. Hizo cargar los cañones de ese lado y dio una serie de órdenes apresuradas.
-¡Calgad, calgad! ¡Plonto, plonto!
-¡El chino! ¡Frene, John, frene! –gritaban desesperados tío y sobrino al conductor de su diligencia, viendo aquella pareja de cañones dispuesta a dispararles a tan sólo un metro de distancia.
-¡Lecueldos a San Pedlo! ¡Ji,ji,ji…!
El chino estiró la cara, cerró con fuerza sus pequeñísimos ojos, se tapó los oídos y dibujando su irónica risita, ordenó:
-¡Dispalal! ¡Matal!” (Pág. 349)

“La oscuridad de la noche era perceptible porque no se veía nada. La densidad de la niebla resultaba palpable, aunque hasta cierto punto no se advertía su abundancia por la falta de visibilidad. La luna, oculta por densas capas de nubes ayudadas por la complicidad de la neblina, era incapaz de romper un solo ápice de negrura, estando además en las últimas horas de su ciclo menguante, al límite de sus vigores luminosos. Quedaba clarísimo que todo estaba muy oscuro.” (Pág. 437)

“-A ver, Taxidriver. ¿Qué sucede para que entre usted tan aprisa? –preguntó el superior mirando con resignación el minúsculo depósito de papeles inservibles.
-Una mala noticia, señor. Viene en todos los periódicos. Se ha inventado el teléfono.
El rostro del teniente quedó desencajado. Saltó del asiento y comenzó a dar vueltas como un león enjaulado.
-¡Rayos! –exclamó- ¡Ya me han vuelto a pisar otro invento! –y propinó a la papelera un furibundo puntapié que la hizo saltar por los aires vomitando todo su contenido.” (Pág.170)

“El señor Arcadius Zebulolum, nacido en Australia, que había amasado una gran fortuna exportando a Inglaterra pieles de canguro destinadas a la confección industrial de pitilleras saltarinas, extrajo del interior de su batín un pulido bumerán, instrumento del que era considerado el más hábil y certero disparador del círculo, y sugirió:
-¿Qué les parece, señores, si usamos esto? –e hizo unas caricias al palo como si tratase de tranquilizar a una fiera.
-¡Ni soñarlo! –volvió a aparecer la rotunda negativa de Butterfly, poniéndosele la cara azul como un pimiento.
La sangre que corría por las venas de aquel genial músico debía ser de ese color y tal vez esa era la causa por la que, cuando se enojaba, la cara le azulease en lugar de enrojecer, como le sucede a la gente menos aristocrática y menos melódica” (Pág. 246)

“Blackisblack, ahora, si hubiese sido sustraído del tizne, era ya la misma persona de siempre. Seguro que las múltiples bendiciones que el especialista le había dispensado consiguieron con una celeridad inexplicable un exorcismo veloz del inmundo zorro que aquella noche, lo mismo que otras, se había deslizado hasta el interior del cuerpo de tan hospitalaria persona.
-Pasad, hijos míos –invitó el cura a todos a acercarse, al tiempo que gesticulaba unas cuantas bendiciones-. No ha sucedido nada. Sólo que Faithfully, que es sonámbulo, trató en sueños de ascender por la chimenea –dijo eso y se quedó tan pancho.
Faithfully Blackisblack quiso decir algo a sus invitados pero le resultó imposible articular una frase. Volvió a intentarlo, pero de su garganta no salió una sola palabra inteligible.
-¡Guau! –fue cuanto pudo decir antes de quedar profundamente dormido.
-Vaya, ahora tiene hipo. Dejémosle descansar y hagamos nosotros lo mismo –dijo el cura abandonando el sofá que ocupaba junto al licántropo.
-¿Ladrar? –preguntó uno que de niño había sido el más tonto de la clase.
-Descansar, hijo mío idiota -respondió el canónigo.” (Pág. 252)

“Antes de que pudiese reaccionar, dos cañones amenazantes oprimidos contra el estómago obligaban al ciego a levantar las manos.
-¡Hola, miserable! -le apostrofó el que respondía al nombre de Alfred.
-¡No, en el estómago no, por favor, que he comido gambas! –suplicó el de las gafas.
De inmediato, las armas de fuego fueron a posarse a la altura del corazón.
-¡No, por favor, ahí no, que estoy enamorado de la señorita que está dando la conferencia! –rogó nuevamente el interfecto.
Los cañones, complacientes, ascendieron hasta ambos lados de la cara.
-¡No, no, no, eso menos –volvió a defenderse el ladrón de carros sin bajar los brazos-, que hace sólo dos días que me han hecho cuatro empastes!
Los orificios metálicos ascendieron más aún y se posaron a ambos lados de su cabeza.
-¡No, ni se les ocurra, cerca de las orejas no, que a ver entonces donde me cuelgo las gafas! –dijo señalando las patas de estas" ( Pág. 276 )

miércoles, 15 de septiembre de 2010

EL PRIMER DÍA de Marc Levy



Marc Levy (Francia, 1961) llegó a mi vida una tarde del mes de Junio. Un amigo me invitó a esta novela titulada “El primer día” y me escribió la siguiente dedicatoria: “Para Juana, soñadora”. Este amigo, mantiene con los Libros una relación exclusivamente de "cortesía", porque dice de él mismo: que es demasiado práctico para comprometerse con historias tan distantes de la realidad. Sin embargo, no es del todo cierta la opinión que se ha construido acerca de su relación con los Libros, ya que él es un creador, con mayúsculas, que posee una exquisita sensibilidad; privativa solamente de las almas soñadoras. ¿Tal vez, este amigo, represente al editor ideal que todo escritor desea encontrar? Un editor capaz de advertir las bondades de la visión narrativa y proyectarla para que sea leída por el mayor número de personas. De este modo, si lo pensamos detenidamente, el supuesto "editor-ideal" haría posible que el sueño del autor se posara en la realidad y la realidad en el sueño de lo escrito. Creo que es esa la pericia de los buenos editores y, Marc Levy llegó a mí a través de esa idea: sin prejuicios y sin miedos a que fuera una obra leída por el gran público: 
un "best seller"


Hoy os invito a recorrer el mundo en busca de una respuesta. Os invito a convertirnos en “buscadores de tesoros”. Será “un camino largo y feliz”. Hoy la invitación que os propongo es la de reparar en la relación que se establece con este tipo de literatura, de alguna manera competente, por el hecho de atrapar a 20 millones de personas en el mundo. Os invito a recordar lo que en Marc Levy existe de Julio Verne. También invito a nuestra memoria sensitiva, a nuestra ternura y a nuestra inteligencia emocional a recorrer el mundo, junto a Marc Levy, para hallar la respuesta a la pregunta:" ¿dónde empieza el alba?"
Es una invitación a la aventura, en donde espero que lleguemos a sentirnos “solos en medio de ninguna parte”. Espero que escuchemos “las confidencias sutiles que la vida nos ofrece en silencio”. Deseo que en la “deformación del tiempo y del espacio” hallemos una finitud menos dramática. Que no esperemos a tener corazonadas para sentir el corazón; que de un “golpe de vista” reconozcamos a los amigos de verdad; que contemplemos el “oro azul” como una solución y no hagamos de él un problema innecesario.
En esta aventura, y sabiendo que la “memoria es tan perezosa como hipócrita”, hemos de evitar retener sólo los recuerdos extremos. Sin “miedo a la torpeza” el anhelo se impondrá al riesgo. Tendremos “días de nimiedades que nos llenaran el alma de melancolía, momentos de soledad que recordaremos durante mucho, mucho tiempo”. Y constataremos que “no se venden las flores cuando están marchitas”, nos asombraremos de “la conjunción de las pequeñas cosas” que deciden el curso de nuestras vidas.


A sabiendas de que “son escasos los que están lo suficientemente locos como para llevar a cabo sus sueños, porque la sociedad, timorata y envidiosa, les suele hacer pagar su originalidad” Nosotros, para contrarrestar el precio de nuestra aventura, llevaremos como guión un aforismo de Einstein: “hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana ( de ésta última decía tener absoluta certeza)”. Es por ello que “los hombres de paz tienen muchos enemigos” porque saben que “la inteligencia es el amor” y nosotros estamos de su parte en esta aventura que es: ¡vivir! No temáis “perder a alguien que hayáis amado (aunque es terrible) pensad que lo peor sería no haberlo encontrado” y proseguid con la aventura de vivir…


¡Os deseo un buen recorrido por el azar…!



 La novela a la que hoy os invito, sin duda se trata del “fenómeno Marc Levy". Traducido a más de 40 idiomas; Marc Levy combina magistralmente la aventura, los viajes, el amor, la ternura, la espiritualidad y el misterio en torno a la Ciencia. El autor reconoce la influencia de Julio Verne en su obra. “Y explicó en la presentación de esta novela que su libro es una "mezcla de géneros", pero al contrario de lo que ocurre, por ejemplo, en las novelas de Dan Brown, aquí los misterios no se sitúan alrededor de la religión y lo esotérico, sino que permanecen en el campo científico”. En la novela, el personaje de Keira trabaja buscando al primer homínido en Etiopía, mientras que Adrián, el otro personaje que procura la luz del amor entre ambos, intenta averiguar cómo nació el universo desde un observatorio en el desierto de Atacama. Sus destinos se cruzan a través de un objeto indescifrable que les llevará a recorrer gran parte del mundo en busca de una respuesta.


Con algunos trazos a lo "Indiana Jones", la novela está planteada también como un libro de viajes; los protagonistas de 'El primer día' recorren "más de 100.000 kilómetros" y van de América a África, pasando por Amsterdam, Italia, España y Rusia hasta llegar a un apartado monasterio budista en la remota China. El planteamiento de los viajes, según el autor, es debido a una frase que le dijo de pequeño un profesor en la escuela y, que él la acuñó en su mente: "Un día, el hombre se echó al mar y avanzó hacia el horizonte, pero el horizonte retrocedía", una cita para explicar la redondez de la Tierra que el escritor reinterpretó así: "Cuando un hombre avanza hacia el conocimiento, el miedo retrocede".


A “El primer día” le seguirá una segunda parte: “La primera noche”, que en España se publicará a principios de 2011. Por ahora, en Francia se lee “El ladrón de sombras”, que intenta dar respuesta a la siguiente pregunta: "Si el niño que fuiste se encontrase con el adulto que eres, ¿se llevarían bien?" 
Yo respondo con el título de su novela más conocida:¡ “Ojalá fuera cierto”!

sábado, 11 de septiembre de 2010

BOMARZO de Manuel Mújica Lainez



¡El 11 de septiembre, a veces, también nos trae buenas noticias! Tal día como hoy en 1910 nació  en Argentina Manuel Mújica Lainez. Él es el autor de los relatos que llenaron de fantasía y de  detalles a la novela histórica. Me invitaron a conocer al autor de "Bomarzo" las palabras pronunciadas por un querido y admirado profesor durante una de sus disertaciones en la asignatura: Historia del Arte del Renacimiento. Eran aquellos tiempos de juventud, tiempos de mi condición de estudiante universitaria en donde tuve la fortuna de beber de la sabiduría de un reducido grupo de eruditos; eruditos, sin más pretensión que la de sentir el placer del conocimiento y contaminar a sus alumnos de esa enfermedad : la  pasión.
  ¿Qué os parece si damos un paseo por el Bosque de Bomarzo? ¿Al atardecer? ¡Fantástico! ¡Nos convertiremos en lémures entre la huída del día y el imperio de la noche! Allí continúa, viendo pasar los siglos, el Palacio de los Orsini; es una invitación que sé que os agrada. Al norte de Roma, en la región del Lazio, un noble de la familia Orsini creó un lugar casi ‘sagrado’, dedicado a su mujer, Guilia. El parque de los monstruos es un lugar mitológico, extraño, e imaginativo. Sus misterios aún no han sido del todo revelados. Pero esta invitación incluye, de manera ineludible, llevar en el baúl de nuestras vidas el gran relato de Mújica Lainez inspirado en esta familia. En absoluto somos turistas; somos habitantes de las entrañas de esta historia. La viviremos. Os invito a “Bomarzo”, página a página, disfrutad de la lujuria majestuosa de su lenguaje. Gozad de la contemplación del Renacimiento a través de una aventura en el sentido que nos propone Unamuno: “la novela es quizá la más veraz de la historias”.
Os propongo que nos dejemos hechizar por la visión poliédrica y ornamentada de su narrador: Pier Francesco Orsini- Duque de Bomarzo- y que nos abandonemos a la seducción de su personalidad contrahecha, hemos de abandonarnos allí donde residen sus negruras y sus resplandores.
Ya declina el día en el Bosque Sagrado de los Monstruos y comienza nuestra hazaña. La luna se oculta tras un tapiz de intrigas. Todo está dispuesto para que traspasemos el “túnel del tiempo”. Tan sólo con un cambio de indumentaria y algunos artefactos técnicos que hemos de olvidar nos podremos acomodar en el siglo XVI y en la Biblioteca del Palacio…

¡Os deseo una feliz estancia entre los Orsini!



Mújica Lainez (Argentina, 1910-1984 ) es un esteta del lenguaje un consagrado sabedor de las claves de la erudición. "Bomarzo" es una historia sobre el Renacimiento italiano narrada por un muerto: Pier Francesco Orsini, el noble jorobado que dio nombre a los famosos y extravagantes jardines italianos de Bomarzo.
"Bomarzo", la obra cumbre de Manuel Mújica Lainez, recrea la vida de un noble italiano del siglo XVI: el duque Pier Francesco Orsini, el "contrahecho, cínico e intrigante". Su drama se desarrolla en el ambiente trágico y sensual del Palacio Orsini y el célebre bosque de los monstruos de Bomarzo, próximos a la ciudad de Viterbo. Los numerosos personajes históricos, evocados por las confesiones del duque, componen un excelente fresco del Renacimiento italiano.
Con "Bomarzo", Mújica Lainez emprende una nueva etapa de obras eruditas insertadas en el mundo de lo fantástico y siguiendo las pautas estrictas de la novela histórica. Es una novela escrita, pensada y sentida de un modo manierista.
Hoy mismo, se inaugura en Buenos Aires, con motivo del centenario de su nacimiento, la muestra "Manuel Mújica Lainez. Bajo la lupa 1910-2010" " en ella se exhibirán retratos y fotos del escritor con reconocidos colegas como Jorge Luis Borges, Victoria Ocampo, Gabriela Mistral y Bioy Casares, e imágenes de su casa en las sierras argentinas de Córdoba,
Algunos de los libros que escribieron renombrados autores con dedicatorias para Mujica Lainez (1910-1984) también formarán parte de la muestra en homenaje al novelista que permanecerá hasta el próximo 18 de octubre en el Museo de Arte Español "Enrique Larreta" en la capital argentina.
Los objetos que se exhibirán en la muestra pertenecen a la "Fundación Manuel Mújica Lainez", que tiene su sede en la casa-museo del escritor, una mansión de estilo español situada a cien kilómetros de la ciudad de Córdoba.
En "El Paraíso", Mújica Lainez pasó los últimos quince años de su vida y atesoró miles de objetos, en los que, según decía, confiaba más que en las personas."Bomarzo", inspiró una opera al argentino Alberto Ginastera". Que se estrenó en Estados Unidos ya que fue prohibida por la dictadura argentina. 
¡ "La muestra", con motivo del centenario del nacimiento del autor de la novela, a la que hoy os invito, es una deliciosa excusa( para aquellos que necesitan excusas) para viajar a Buenos Aires! Es una hermosa oportunidad para convertir unos días de nuestra vida en tango y hacernos con una barra de buenos amigos.
Asimismo, y tras notificaros este evento,  he seleccionado algunos fragmento de novela con los que espero que vuestra estancia entre los Orsini sea inolvidable.

Vine al mundo en tiempos de violencia. Ese año de 1512, el viejo Julio II, el papa terrible, infatigable…( Pág, 6 )

No le importaba ( a mi padre ) que yo hubiera nacido el mismo día que Miguel Ángel Buonarotti; que mi horóscopo fuera más extraño que el del maestro; más extraño y rico también que los del emperador Augusto, Carlos Quinto y el futuro gran duque Cosme, quienes contaban con la singularidad del Capricornio ascendente, muy apreciada por los especialistas…( Pág, 6)

No hay que olvidar, por supuesto —me gustaría vindicar a mi adorada abuela—,que las bases sobre las cuales se asentaba la conducta en aquella época eran muy distintas de las de hoy, y que lo que hoy es condenable no lo era en el siglo XVI. Así, por ejemplo, mi padre, mis abuelos y mis bisabuelos habían sido condottieri. Los condottieri comerciaban con la guerra como otros comercian con el trigo… (…)Los cuentos de mi abuela Diana que me fascinaban más hondamente eran los que aludían a los orígenes de mi clan…( Pág, 11)

Creo que ha llegado el momento de que aborde el tema que hasta ahora he eludido y que por principal debí tratar al comienzo de estas memorias. Me refiero al tema de mi físico. Lo revelaré en seguida, de un golpe, sin perífrasis, aunque me cueste, me duela hacerlo. Allá va: cuando nací, el Esculapio hogareño que tuvo a su cargo la tarea de facilitar mi ingreso en el mundo destacó una anomalía en mi espalda, provocada por la corvadura y desviación de mi columna vertebral hacia el lado izquierdo. Luego, al crecer y definirse mi cuerpo, se tuvo la certidumbre de que aquello era una giba, corcova, joroba,llámesela como se la quiera llamar —ya lo he dicho, ya lo he dicho—,
deformación a la cual se sumó otra, en la pierna derecha, que me obligó a arrastrarla levemente y que el Esculapio en cuestión no pudo advertir en el primer instante.
Quienes han escrito sobre mí, con áulica retórica, silenciaron esos defectos prudentemente. Si los detallo es porque ellos contribuyen a explicar mi carácter y porque se trata de algo para mí esencialísimo …( Pág, 14)

En los sentimientos que evoco hay que rastrear las raíces de mi entusiasmo,compartido con tanta gente de la época, por los testimonios de la antigüedad clásica. En esos sentimientos también, como aclararé más tarde, se afirma la paradoja del Sacro Bosque de los Monstruos que inventé en Bomarzo. Mis contemporáneos del Renacimiento fueron hacia los nobles vestigios de las culturas anteriores, movidos por el mimetismo helénico e imperial que caracterizó a aquel tiempo; por el afán de saber y de establecer los cánones de la exacta hermosura formal que difundieron griegos y romanos; o simplemente por la ambición aristocrática de poseer obras únicas y codiciadas. Yo lo hice por razones más complejas…( Pág, 15)

El desdén que mi padre evidenció hacia mí, desde que se convenció de su impotencia para corregir mi cuerpo contrahecho, fue tan vehemente como el amor que me demostró mi abuela. Gian Corrado Orsini no se resignaba a tener un hijo jorobado, y en lugar de contribuir a que yo olvidara mis imperfecciones, o por lo menos a que las tuviera menos presentes y sacudiera mi pesadilla, no cesaba de recordármelas y enrostrármelas, despiadadamente, con una mueca, con un rápido parpadeo, con un disgustado encoger de hombros, cuando la casualidad nos enfrentaba en uno de los salones de Bomarzo o de Roma. Por eso yo lo rehuía, por eso me alegraba tanto cuando escuchaba, en los patios de una de nuestras casas, los rumores de apresto que preludiaban su partida para una expedición guerrera. Decepcionado, irritado,ese hombre agresivo de quien se cuchicheaban en Bomarzo tantas ferocidades y sinrazones, proclamaba constantemente que él no tenía más que dos hijos:Girolamo, el futuro duque, y Maerbale, a quien pensaba dedicar a la Iglesia, con ayuda de su suegro, el cardenal…( Pág, 16 )

Un día, oculto detrás de un tapiz, lo oí debatir con mi abuelo el problema que mi presencia avivaba a cada instante. Gritaban como poseídos.
Enrostraban la responsabilidad decadente de mi hechura a las respectivas ramas de los Orsini a las cuales pertenecían.
Gian Corrado barbotó, mesándose la barba:
—Nosotros jamás hemos traído al mundo engendros como ése. Parece cosa del Demonio. O de la puerca infidelidad. Si no fuera por la veneración que merece la memoria de Clarice, pensaría que la madre de Pier Francesco me fue desleal, quien sabe con quién... con uno de esos desgraciados Gonzaga,  jorobados de padre en hijo, que espantaron a Mantua con su horror de esperpentos...(Pág, 19 )

Lo más doloroso de todo lo que voy exponiendo como una materia vergonzosa y vil, es que yo los hubiera querido, yo los hubiera adorado a Maerbale y a Girolamo, como adoré a mi abuela. Hubiera adorado al cardenal y al condottiero. Los necesitaba; los necesitaba terriblemente, como necesitaba de los osos invisibles que me protegían en Bomarzo durante mis caminatas nocturnas. Pero me rechazaron, me humillaron. Y el resentimiento creció dentro de mí como una planta negra nutrida con hiel. Gerolamo Cardano apunta en las páginas de De Subtilitate, que los jorobados son los más viciosos de los hombres, porque el error de la naturaleza envuelve su corazón. No es cierto. A mí me atacaron y me defendí. Me odiaron y odié. Pero ansié delirantemente hasta las lágrimas, que me amaran…( Pág, 21)

No es difícil, dado su carácter, que mi padre lo incorporara a sus preciosos escritos, por burla. El miniado diseño era muy hermoso. Las imágenes alegóricas de Marte, de Venus y de Saturno se entrelazaban con las líneas que correlacionaban las influencias de los astros, sobre letras hebreas. A un lado, mi padre había escrito: “Los monstruos no mueren.” Permanecí largo tiempo, tal vez horas, delante de los pliegos. El duque anterior se había propuesto desheredarme por indigno, recurriendo para ello a la autoridad del Sumo Pontífice, que nuestra tradición güelfa acataba como infalible, lo mismo en lo material que en lo espiritual. ¿Por qué, entonces, no había regresado a Bomarzo, después de la muerte de Girolamo? ¿Se habría arrepentido? ¿Habría postergado, semana a semana, la vuelta que acarrearía mi destrucción? En lugar de desesperarme, me alegró esa prueba final de su odio,que refirmaba tantos indicios anteriores. Ni el fantasma de Girolamo ahogado en el Tíber, ni el de mi padre, vagando sin rostro por las cuadras del castillo, podían inquietarme ya. Al contrario, aquellas dos cartas me infundían ánimos para cumplir algo tan único que borraría sus memorias y que mostraría a los hombres sorprendidos de qué era capaz Pier Francesco Orsini. Encendí fuego en la chimenea y quemé los documentos. ¿Qué me importaba la docena de rústicos que Gian Corrado me había dado por hermanos adulterinos?, ¿qué me importaban las cartas con las cuales se había pretendido despojarme de lo mío, de ese Bomarzo que era más mío que de ningún otro? La fogata creció, devorando miserias. Corté cuidadosamente la inscripción que mi padre había añadido al horóscopo y la arroje al fuego…( Pág, 152-153 )

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