viernes, 14 de septiembre de 2018

BAJO EL VOLCÁN de Malcolm Lowry



Hoy os invito a un delirio de alcohol en el Día de Muertos de 1938, en México. Y lo hago a sabiendas de que «Bajo el volcán» es una novela enrevesada. Es complicada, confusa, y en algunos momentos hasta tediosa. Nos sentiremos sin rumbo, a la deriva. Tal y como sentimos la guerra… la culpa… la vida… y la muerte… 

La novela está estructurada en doce capítulos, los cuales son en sí mismos una entidad, si bien, a su vez, están vinculados e interconectados. El capítulo VI, para los estudiosos, constituye «el corazón del libro». A decir verdad yo no he hallado ese corazón, ese núcleo. Me he quedado en la ebriedad de su brillantez, como un todo. 

 «Bajo el volcán», como la Tierra, gira sobre su propio eje y al igual que ésta nos lleva cada día y cada año envueltos en sus giros, sin control por nuestra parte, porque no depende de nuestra acción volitiva. La novela hace lo mismo y puede leerse, una y otra vez, sin extinguir en nosotros esa sensación delirante.

 «Es el relato del último día de la vida del cónsul inglés Geoffrey Firmin, que permanece ebrio durante toda la novela, logra que su borrachera y su locura alcancen al lector, quien no encuentra un momento de cordura y serenidad a lo largo de las páginas… »

»Pero el escritor quiere ir más allá con la ebriedad del cónsul: no ha de tomarse como un estado permanente del autor y del protagonista, pues simboliza la ebriedad universal de la humanidad...»  Porque estaba convencido de que «Bajo el volcán» amplía nuestro conocimiento del infierno:  «No hay paz que deje de pagar pleno tributo al infierno…». 

Malcon Lowry dijo que «esta novela se refiere a ciertas fuerzas existentes en el interior del hombre que le producen terror de sí mismo. También se refiere a la culpa del hombre, al remordimiento, a su ascenso incesante hacia la luz bajo el peso del pasado, y a su destino último»

Ya sé que no son tiempos, los nuestros, propicios para detenernos a pensar en lo que nos propone Lowry... Pero por no seguir al rebaño...tal vez por transgredir...  ¡Merece la pena dar un paseo por este  «bulevar de los sueños rotos»!  

Quizás por estar bajo los efectos de un exceso, bajo los efectos de una obra abrumadora; tan esquizofrénica y paradójica como nuestra propia existencia. Podamos entender que el sigilo de la muerte cierta, el sigilo de ese sabernos culpables y perecederos otorgue al sentido trágico de nuestras vidas,  una forma de resistencia trascendente y optimista.

 ¡Os deseo que escapéis de esa cárcel de alcohol trágico, que existe bajo el volcán de nuestras vidas! 

¡Os deseo  que esa embriaguez delirante os permita pelear contra el destino, durante el tiempo que dure lo efímero! 

¡Resistid! ¡No os rindáis! ¡Que la vida es eso…! 



LO QUE SE HA ESCRITO ACERCA DE LA OBRA 

«El Día de Muertos de 1938 es una jornada aciaga para el ex cónsul británico en México, Geoffrey Firmin, un hombre alcohólico, arruinado por los fantasmas de su mente y de su pasado y cuyos oscuros sentimientos de culpabilidad alimentan una soterrada voluntad de autodestrucción. Incapaz de reaccionar al regreso de su ex mujer, Yvonne, el cónsul deja que ella se acerque de nuevo a su hermanastro Hugh, trotamundos implicado en actividades políticas. Y durante las veinticuatro horas en que transcurre la novela, en un México que simboliza al tiempo el paraíso y el infierno terrenales, se suceden alejamientos, malentendidos y encuentros conflictivos, y hasta violentos, con personajes de toda índole. Un funesto augurio un indio moribundo al borde de un camino da la primera señal de alarma. Mientras Geoffrey, cada vez más ensimismado, naufraga lentamente en sus delirios etílicos ante los ojos de Yvonne y Hugh, éstos asisten impotentes a los estragos de su trágica caída». 

http://www.lecturalia.com/libro/17512/bajo-el-volcan
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