jueves, 26 de diciembre de 2013

BUENOS DÍAS, TRISTEZA de Françoise Sagan



Hoy os invito a reconciliaros con la tristeza y a sobrellevar la angustia. Os invito a desprenderos de la idea, demagógica por otra parte, que nos obliga a necesitar la felicidad como sinónimo de vida. "Buenos días, tristeza", de Françoise Sagan, es una novela que marcó mi adolescencia. No sé lo que entendí entonces. Sé que la rebeldía que habita en ella, sigue en mí con el mismo ímpetu.

 Los personajes, que construye Sagan, no acatan las coacciones morales, se caracterizan por la inteligencia y la creatividad, viven en coordenadas dolorosas y trágicas, y la angustia se hace ostensible en su cotidianidad. 
 Ahora, el mundo vive tiempos de angustia, negarlo sería necedad. Y la conjura de los necios es devastadora. 
¿Por qué no admitir que, más allá de un fracaso "financiero", se trata, sobre todo, de un fracaso humanitario?

 ¡Admitamos nuestra crueldad y encajemos el golpe! 

Toda vez que nos sintamos copartícipes de todo lo que acontece en  nuestro tiempo y en nuestro mundo, se nos bajarán los humos, y veremos en esta "vergüenza" una oportunidad para mirar en el interior de nuestro corazón. 
 Y al mirarlo por vez primera, cara a cara, plenamente conscientes de los horrores que somos capaces de procurarnos, el verso del poeta Paúl Eluard , nos hará decir: ¡ buenos días, tristeza! 
Y al decirlo sentiremos, sin embrago, que estamos menos tristes... 

¡Os deseo un reencuentro con la alegría! Pero con la alegría soñadora, la que surge de sabernos seres defectuosos e insolidarios, que  nos esforzamos por remediarlo.

Os deseo un reencuentro con la alegría que se siente al intentar, cada día, hacer un mundo menos triste...


ACERCA DEL ARGUMENTO 

" En una hermosa mansión a orillas del Mediterráneo, Cécile, una joven de diecisiete años, y su padre, viudo y cuarentón, pero alegre, frívolo y seductor como nadie, amante de las relaciones amorosas breves y sin consecuencias, viven felices, despreocupados, entregados a la vida fácil y placentera. No necesitan a nadie más, se bastan a sí mismos en una ociosa y disipada independencia basada en la complicidad y el respeto mutuo. Un día, la visita de Anne, una mujer inteligente, culta y serena, viene a perturbar aquel delicioso desorden. A la sombra del pinar que rodea la casa y filtra el sol abrasador del verano, un juego cruel se prepara. ¿Cómo alejar la amenaza que se cierne sobre la extraña pero armónica relación de Cécile con su padre ? A partir del momento en que Anne, que había sido amiga de su madre, intenta adueñarse de la situación, Cécile librará con ella, con el perverso maquiavelismo de una adolescente, una lucha implacable que, a pesar suyo, erosionará su vida y la conducirá lentamente al encuentro de la tristeza".

domingo, 24 de noviembre de 2013

LA CIUDAD Y LOS PERROS de Mario Vargas Llosa


Este Otoño, como todos los otoños de mi vida, me ha declarado la guerra, e intenta hacerme comprender, sin lograrlo, el argumento de tanta maldad. Y es que los otoños, a lo largo de mi existencia, siempre han "hecho historia" y, naturalmente, éste no iba a dejar de hacerlo. Ilusa de mí, si he osado pensar que lo reclamarían otros asuntos. Definitivamente, entre el Otoño y yo hay algo personal. 

 ¡Y en estas estamos! Vemos caer las hojas e intentamos averiguar de qué batallas son las cicatrices que adornan nuestra piel... De repente, el olvido se ha hecho memoria y heme aquí releyendo una de las novelas que más me conmovió cuando era adolescente: “La ciudad y los perros” de Vargas Llosa. 

 Sé que es una novela que quise olvidar, pero no pude. No albergo duda alguna acerca de que aquel mundo de silencios, miedos, trampas, mentiras, violento e injusto, que contiene la obra de Vargas Llosa, destronó las metáforas dulces que por aquel entonces tejían mi vida cotidiana. Y por el principio de supervivencia, inherente a nuestra naturaleza, me di a otros libros e historias que no me proporcionaban pesadillas, o, al menos, no con tal intensidad. 

 Ahora que el Otoño y yo tenemos la misma edad, la novela no ha dejado de conmoverme. En la cuidad hay perros. Una jauría inunda el planeta. No entraré en detalles. Y es por ello que he pensado en compartirla con vosotros. Tal vez podáis arrojar luz a las pesadillas de este Otoño tan recio, o tal vez os quedéis callados, como el poeta de la novela, evitando así aclarar la muerte del cadete Ricardo Arana… 

 ¡Confío en que os alejéis de los silencios, acaban siendo la peor de las pesadillas! 

 ¡Os deseo un feliz reencuentro con la voz, con todas las voces de todos los otoños que han sido y serán! 


Acerca del argumento: 


 “Comienza con el robo de un examen de química el cual va a ser tomado días después, este es extraído por el cadete Cava, alumno venido de la sierra quien es vigoroso y osado. Éste fue ordenado por el círculo, agrupación que impone el lema y desorden entre los internos del Colegio Militar Leoncio Prado y del cual es líder. Se llega a descubrir este delito porque Cava deja un vidrio roto al cometer su fechoría, entonces las autoridades del plantel toman cartas en el asunto consignado a toda la sección en todos estos sucesos, resultando afectados injustamente culpables y no culpables y entre ellos un muchacho (Ricardo Arana) el cual es conocido como "el esclavo" y quien denuncia Cava el cual es degradado y expulsado por las autoridades del plantel. 
 El Colegio Militar Leoncio Prado, como parte de entrenamiento de sus cadetes realiza maniobras, en estas prácticas militares Ricardo Arana recibe un balazo en la cabeza causándole la muerte. Ahora todos desconfían del Jaguar puesto que Arana fue el autor indirecto de la expulsión de Cava y se piensa que fue una venganza llevada a cabo en un a situación propicia debido a la confusión reinante en estas actividades. 
 Al saber esto las autoridades del colegio se estremecerán pensando en las perjudiciales consecuencias del escándalo. Establecen como versión oficial que la muerte de Ricardo Arana fue accidental. Entre todos los internos hay uno llamado Alberto “el poeta”, quien es hipócrita y se desenvuelve como amigo del "esclavo"; éste en un momento rompe con los pactos que los une con el círculo y a la vez culpa del crimen al Jaguar ante el teniente Gamboa, el cual es conocido por ser un hombre disciplinado y recto. A la larga todos se ven envueltos en actos de silencio, por lo tanto, el caso se da por cerrado y la investigación no se reabre. 
A Alberto se le impide seguir adelante con sus investigaciones y ni el teniente Gamboa puede hacer nada, incluso este es ascendido olvidando así el apoyo inicial que le dio al poeta. Las autoridades del plantel para callar al poeta lo amenazan con mostrar a sus padres las novelitas pornográficas que éste escribía y que a la vez eran vendidas por sus compañeros de aula. 
 El poeta se quedo callado y así se evito aclarar la muerte del cadete Ricardo Arana, “el esclavo”.

viernes, 4 de octubre de 2013

LOS GIRASOLES CIEGOS de Alberto Méndez



Hace tiempo que un amigo, y cierto es que mis amigos son un regalo del Cielo, me sorprendió al comprar para mí: "Los girasoles ciegos", publicada en ese mismo año de 2004. Yo no tenía ni la menor idea acerca de la obra y no conocía a su autor. ¡Era una maravilla que mi amigo hubiera pensado en mí, cuando él la leyó!  Así es la amistad. 
Mas tarde supe que era el primer libro narrativo de Alberto Méndez y que había sido galardonado. En el 2008, además, pasó al cine dirigida por José Luis Cuerda. No superó al relato. 

 Si bien, os invito al libro porque me gustó desde la primera página. Y porque me encuentro inmersa en una batalla en donde: "superar exige asumir, no pasar página o echar en el olvido". En definitiva, debo hacer mía la existencia de un vacío  "Debo patentizar una ausencia definitiva". 
Y dado que no se me dan bien los dramas de café, busco en los libros palabras. Así que divagando entre el duelo asumible y mi incapacidad para digerir el dolor, tomé "Los girasoles ciegos" de un anaquel de mi biblioteca, donde había estado desde hacía casi una década, para encontrar abrigo al amparo de sus palabras. 

Cuando releí: "Si el corazón pensara dejaría de latir", me vino, de golpe, la historia del capitán Alegría, y ciertamente me reconfortó. Después el "Manuscrito encontrado en el olvido"...  y me detuve en frases que había subrayado: "elegir nuestro pasado", "no es justo que comience la muerte tan temprano...". Y así hasta llegar al cuarto y último relato que da nombre a la obra: "Los Girasoles ciegos",  y mientras la releía me sorprendí a mí misma con "una sonrisa triste, como las que suelen usarse en las despedidas tristes". 
 Sin embargo, yo no estaba triste. ¿Había asumido las ausencias irreparables? No lo sé. Pero sé que comencé a alejarme del tiempo del silencio, y que hoy os lo he contado sin aspavientos.  

Porque como dijo el capitán Alegría: 

"Aunque todas las guerras se pagan con los muertos, hace tiempo que luchamos por usura. Tendremos que elegir entre ganar una guerra o conquistar un cementerio" 

Y sabiendo, como sabía el capitán Alegría, que:

  "un desertor es un enemigo que ha dejarlo de serlo, y un rendido es un enemigo derrotado, pero sigue siendo un enemigo".

 ¡Rendíos, si fuere necesario, pero jamás desertéis!

 ¡Os deseo que las palabras os sean propicias!



 Lo que se ha escrito a propósito de la obra:

 "Los girasoles ciegos es un libro de cuentos articulado a lo largo de cuatro historias- cuatro derrotas- que transcurren entre el período quizá más duro de la posguerra, que va desde 1936 a 1942, y que siendo totalmente independientes están hábilmente entrelazadas entre sí. Sus personajes son seres vencidos. Seres que se encuentran en un camino, sin vuelta atrás posible, recorriendo una senda de entrega y resistencia sin ser conscientes del momento en el que se abrirá la puerta de la tragedia. El primer relato, o primera derrota, nos cuenta las peripecias del capitán Alegría, un oficial del ejército fascista que se rinde a los republicanos cuando las tropas golpistas están entrando en Madrid. Postura que no será entendida por ninguno de los dos bandos, pero que el oficial toma cuando descubre que lo que querían sus correligionarios no era ganar la guerra, sino matar al enemigo. Su entrega le eximirá de ser parte de un ejército vencedor que ha cometido tantas atrocidades y crímenes. Como dice Ramón Pedregal a propósito de una reseña sobre el libro: “El capitán Alegría es un Bartleby que cuestiona la norma de aquellos con los que vive y no puede abandonar su visión de lo que ocurre”. 

"La segunda derrota, quizá el relato más logrado y sobrecogedor de los cuatro, nos habla de un joven poeta que huye de los vencedores hacia las montañas asturianas en compañía de su mujer embarazada. En un escenario solitario y frío la muchacha da a luz a un niño y muere tras el parto. A través de un diario íntimo, donde el adolescente deja escrito su miedo, se nos va poniendo en antecedentes de la vana lucha que emprende el joven padre para salvar la vida de su hijo. En el tercer relato, o tercera derrota, un preso, el soldado republicano Juan Serna, cuando descubre el interés que un coronel (presidente del tribunal que debe juzgarle) y su mujer demuestran por el hijo que él conoció y vio morir, habla y habla (como si de una moderna Sherezade se tratara) sobre ese hijo (un ser vil que murió fusilado por su delitos) y lo convierte en el héroe que quieren sus padres en un intento más de rascar algunos días a la vida. Pero la mentira le termina asqueando y cuenta la verdad. Verdad que indefectiblemente le llevará a la muerte. La historia, o la cuarta derrota, que cierra el libro transcurre en la asfixiante vida cotidiana del nuevo régimen. En ella se habla de Ricardo. "Un “topo” al que toda la familia protege. Desde el armario en el que vive encerrado contempla horrorizado el acoso libinidoso que su mujer sufre por parte de un diácono, profesor del hijo del matrimonio. El final es dramático y desolador. Alberto Méndez nos ha dejado con su única obra no sólo un extraordinario ejemplo de composición literaria, sino -y a pesar, de la crudeza de todas las situaciones- una continua muestra de sensibilidad, que puede conmover a todo tipo de lectores. Sencilla, realista y a la vez cargada de simbolismos, Los girasoles ciegos es una obra sobre la memoria. Sobre una memoria colectiva que debe tener definitivamente su asentamiento en el lugar que le corresponde. Porque superar la tragedia de aquella España de represión, marchas militares y ruido de sables, exige, como se dice en el prólogo de Carlos Piera que abre el libro, asumir, no pasar página o echar en el olvido"

martes, 17 de septiembre de 2013

RAYUELA de Julio Cortazar



Hoy os invito al París de Cortazar (Bruselas, 1914- París, 1984). Cuando, Rayuela, aquella "crónica de una locura" entró en mi vida yo era una joven estudiante de Filosofía y Letras. Ya podéis imaginar que estaba en el lugar adecuado y en el momento preciso. Por entonces, aquella obra era considerada desde hacía casi veinte años, como: "una llamada al desorden necesario". Nada podía resultar más seductor. He de reconocer que el autor, Cortazar, también me resultaba sumamente atractivo. 
 Con el libro ya en mi poder, me sentía la dueña de un inmenso tesoro, me encerré en él durante días, y me inundó de asombro, desconcierto y devoción. Después me he dado cuenta que nunca he salido de ese "grito de alerta", de esa "gigantesca humorada". Y no es menos cierto que no la he compartido en tertulias sesudas de palabras, humo y papel, he guardado el secreto de mi enamoramiento. Sí, del mismo modo que se guarda un recuerdo del viento del olvido. 

Así que os invito a un juego en donde hallaréis la liberación, más allá de cualquier frontera. Os propongo un juego sin reglas, ni idearios repletos de prejuicios. Os invito, como dijo el poeta, a una: "Prosa hecha de aire, sin peso ni cuerpo pero que sopla con ímpetu y levanta en nuestras mentes bandadas de imágenes y visiones..." Así es el París de Cortazar en Rayuela. Y así sigue siendo el alma de quienes se quedaron en el juego de aquella "contra novela".

¡Os deseo que encontréis a la Maga en las esquinas, de los versos-besos, de  los tugurios de cualquier ciudad ! 

Y..., por favor: ¡Evitadle el viento del olvido! 



Algunos fragmentos:

 "Pero ella no estaría ahora en el puente. Su fina cara de translúcida piel se asomaría a viejos portales en el ghetto del Marais, quizá estuviera charlando con una vendedora de papas fritas o comiendo una salchicha caliente en el boulevard de Sébastopol. De todas maneras subí hasta el puente, y la Maga no estaba. Ahora la Maga no estaba en mi camino, y aunque conocíamos nuestros domicilios, cada hueco de nuestras dos habitaciones de falsos estudiantes en París, cada tarjeta postal abriendo una ventanita Braque o Ghirlandaio o Max Ernst contra las molduras baratas y los papeles chillones, aun así no nos buscaríamos en nuestras casas. Preferíamos encontrarnos en el puente, en la terraza de un café, en un cine-club o agachados junto a un gato en cualquier patio del barrio latino. Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos. Oh Maga, en cada mujer parecida a vos se agolpaba como un silencio ensordecedor, una pausa filosa y cristalina que acababa por derrumbarse tristemente, como un paraguas mojado que se cierra. Justamente un paraguas, Maga, te acordarías quizá de aquel paraguas viejo que sacrificamos en un barranco del Parc Montsouris, un atardecer helado de marzo" ( Pág, 6) 

 "Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua. ( Pág, 29)

 "¿Por qué tan lejos de los dioses? Quizá por preguntarlo. ¿Y qué? El hombre es el animal que pregunta. El día en que verdaderamente sepamos preguntar, habrá diálogo. Por ahora las preguntas nos alejan vertiginosamente de las respuestas. ¿Qué epifanía podemos esperar si nos estamos ahogando en la más falsa de las libertades, la dialéctica judeocristiana? Nos hace falta un Novum Organum de verdad, hay que abrir de par en par las ventanas y tirar todo a la calle, pero sobre todo hay que tirar también la ventana, y nosotros con ella. Es la muerte, o salir volando. Hay que hacerlo, de alguna manera hay que hacerlo. Tener el valor de entrar en mitad de las fiestas y poner sobre la cabeza de la relampagueante dueña de casa un hermoso sapo verde, regalo de la noche, y asistir sin horror a la venganza de los lacayos". ( Pág. 438).

lunes, 19 de agosto de 2013

EL TEOREMA DEL LORO de Denis Guedj





En el año 2000 llegó a mi vida Denis Guedj, Profesor de Historia de las Ciencias en la Universidad de París. Naturalmente, no me hubiera interesado en absoluto si hubiera sido un “Profesor al uso”. Pero Denis Guedj era, además, novelista, autor teatral, cineasta y sobre todo un explorador de la vida. 

Hoy os invito a una de sus novelas: “El teorema del loro”. Un relato cautivador. He de confesaros que nunca me interesaron demasiado las Matemáticas, pero Guedj consiguió incorporarlas a mi vida sin despejar excesivas incógnitas. Y es que las ecuaciones tienen tanta poesía como la más lograda de las metáforas. Y la abstracción tanto misterio como el porvenir y los caprichos del azar.  
Os propongo que hagáis una mochila con humor y razón sin razón alguna, la propuesta no es otra que caminar con la vida en estado puro. De este modo fui riéndome de mi misma y de mis álgebras obstinadas mientras me deleitaba la trama polifónica y la voz de M. Ruche, que había construido Guedj. 
Cierto es que siempre quise mantener el misterio del número PI y su 3.14 16… Dado que habíamos sido presentados pero nunca habíamos intimado. Si bien, no es incompatible el misterio con la risa. Todo lo contrario, es como 2+2, que por un feliz acuerdo son 4. Sea, pues. 

Durante estos años “El teorema del loro”, me ha proporcionado tertulias con matemáticos, con título o sin él, piratas al cabo, en las que siempre la risa ha predominado sobre la falsedad solemne de los sabios de pacotilla. Hoy, de aquellas tertulias de lápiz, papel, café y humo queda amistad, complicidad y risas. Un magnifico tesoro libre de hipotecas, primas de riesgo y demás inventos miserables. 

Os regalo un secreto: Las metáforas y los números, incluido el PI, están construyendo el futuro, sin avisar a los políticos ni a los economistas y demás aguafiestas. ¿Ya habéis sonreído? 
Bueno, no era un mal regalo. 


 Acerca del argumento 

Un niño rescata de su cautiverio a un loro parlanchín y se lo lleva a su casa, la familia recibe en herencia una biblioteca con los mejores libros de matemáticas y dos cartas enigmáticas que les llevarán a iniciar una investigación que sirve de ingeniosa excusa argumental para repasar de manera asequible los grandes hallazgos de la historia de las matemáticas....

viernes, 26 de julio de 2013

TODOS LOS VERANOS de Haroldo Conti


Hoy os invito a “Cuentos de Navegantes”, uno de los libros más hermosos para aquellos que nos sentimos herederos del Mar de Ulises. Nada es más nuestro que el viento a bordo de un velero en el Mediterráneo, nada más cercano a la piel de nuestra memoria que una ceñida ganando barlovento.  Y es que de este modo nos alejamos de las veletas de la Tierra, que ni es tan firme ni tan copernicana, porque, en cierto sentido, nuestro Cervantes es Homero. 

De la magnífica selección de Juan Bautista Duizeide, he elegido: “Todos los veranos” de Harol Conti, no sabría explicaros el porqué  O, tal vez sí... Lo cierto es que todos y cada uno de los cuentos que contiene la edición- prologada por Pérez Reverte- han formado parte de mis sueños y de mis realidades venidas a más, desde que " un lobo de mar" me lo regaló  allá por el verano del año 2008.  
Siempre que el viento me acaricia, a bordo de mi pequeño velero, una de esas historias se pone al timón y me lleva más allá del horizonte... Y, amarrados a los azules, fondeamos en lugares impensados.... marinos, peripecias, piratas, corsarios, aventuras… 
En definitiva,  "Cuentos de Navegantes" es una joya,  una joya que está tejida con todo aquello con lo que se teje y se desteje cualquier vida que se precie de ser Vida... Y,  de esta forma, sentimos que el camino hacía Ítaca, no es otro que la Vida misma. 

¡¡¡Deseo que sintáis que en el corazón del verano habita el dorado!!!!

 ¡ Corsarios, buen viento y buena caza! 



Acerca de "Cuentos de Navegantes": 

“Envidio la oportunidad que se ofrece al lector de este volumen de enfrentarse por primera vez, si es que las desconoce, a las historias que aguardan amarradas, fondeadas, navegando, al garete o en las profundidades del mar, en cada una de estas líneas y en cada una de estas páginas. El trabajo de rastreo y selección resulta oportuno e impecable, y su resultado es de una belleza que sabrán apreciar tanto los lectores aficionados al mar como los que se conforman —cada cual tiene sus gustos, y en materia de gustos no me meto— con mantener asentados los pies en una tierra firme que, lamento ser aguafiestas, no es en realidad tan firme como parece. Mar y marinos, peripecias, aventuras, reflexiones, vida y muerte en los escenarios sobre los que el hombre navega y escribe desde que existe su memoria. Una forma estupenda de adentrarse en la vasta, inmensa geografía de la literatura naval” 
Arturo Pérez-Reverte. De la Real Academia de la Historia

martes, 25 de junio de 2013

VIEJA ESCUELA de Tobias Wolff



Cuando la noche más corta, para los medidores de tiempo, nos deja la luna más bella, cantada por los poetas. Os invito a leer "Vieja Escuela" de Tobias Wolff. Como el autor, se la dedico a mis Profesores: los que fueron , los que son y los que serán. 


 Hace años que está en mi biblioteca, era agosto de 2005, la leí durante una travesía estival. En ella encontrareis la esencia adolescente de los sueños. Todos hemos vivido esa edad de querer ser, lo que tal vez no seriamos nunca; pero estábamos absolutamente convencidos de haber nacido para ello. Y ese aplomo, que después llamamos: ridículo, nos hizo grandes.


 Valientes y tímidos, aprendimos a considerar ciertas comportamientos de amabilidad, como formas de agresión. Y ese aburrimiento, que era agradar, como un modo de obediencia inaceptable. 
De igual modo, aquellos que soñábamos con ser escritores, tomando la vida en porciones, decidimos no acostumbrarnos a los ascos espirituales ni intelectuales. Y aprendimos que las heridas no son despreciables, son un hecho básico de la vida. 
También encontrareis en sus páginas que hay éxitos que no merecen ser transitados. Porque hay mentiras que se ciernen en torno a la inocencia. Y esas mentiras nos alejan del cálido asombro.

 ¡ No olvidéis que, antes que nada, la memoria es un sueño, un sueño de un recuerdo que no podemos poner a prueba! 

¡Y, traicionando al escepticismo, no perdáis la cálida inocencia del asombro!






 Acerca del argumento:



 "Vieja Escuela logra sumergirnos en ese ambiente estudiantil, casi idílico pero completamente creíble a lo largo de sus páginas, para hacer una reflexión sobre la vocación literaria, sobre el precio que hay que pagar por ella. Hemingway hará una visita al colegio y elegirá de entre todos los relatos de los alumnos el que considere mejor. Su autor pasará con el ganador, y sólo con él, una tarde y el discípulo podrá conversar con su ídolo y pedirles cuantos consejos desee. Será el elegido. Con la ilusión de los alumnos, jóvenes aspirantes a escritores, por conseguir una obra maestra, asistimos a la rivalidad entre ellos, a sus envidias y ambiciones. Y sobre todo, asistimos a lo dicho ya muchas veces de la angustia del escritor ante el folio en blanco. Pero la novela es mucho más que eso. Porque Vieja Escuela continúa, y ahí, con esas páginas de los últimos capítulos, Wolff consigue que ésta sea una novela magnífica. El protagonista logra el premio, sí, pero a costa de engañar a los demás y de engañarse a sí mismo. Plagio, imitación, creación, amor por la literatura. De todo esto trata. De la primera parte de la novela, melancólica, pausada, evocadora de un ambiente casi mágico y perfecto —parece que vemos la tiza y el pupitre— se pasa a la parte final en la que el protagonista, ya adulto, ya convertido en autor , reflexiona sobre el éxito literario, sobre las mentiras, las suyas y las de sus condiscípulos, las de sus profesores y hasta las de los ídolos literarios, empezando por Hemingway. Ahí es donde Wolff nos encandila. Y queda una pregunta: ¿Se arrepiente el protagonista de lo que hizo para lograr el éxito?

jueves, 30 de mayo de 2013

HIJOS DEL ANCHO MUNDO de Abraham Verghese



Abraham Verguese (Etiopía-Estados Unidos), me conmocionó con su novela: "Hijos del ancho mundo". Fue una tarde de junio del año 2012. Mi alma estaba desalojándose de un anunciado chaparrón, que ni con la despedida, a pleno sol, tenía previsto abandonarme. Pero eso lo supe más tarde. Por aquel entonces, tan sólo necesitaba leer. Leer, sí. Perderme en el mundo, en apariencia irreal, que proporciona una novela. 

"Hijos del ancho mundo", fue la elegida de entre otros títulos que había en la librería. Hoy os invito a la ternura de sus palabras, porque está repleta de sabiduría. Sí, rebosa esa sabiduría que nos hace mirar nuestra propia vida con magia y tragedia a un mismo tiempo. Durante las horas que estuve pendiente de lo que acontecía en el interior de "Hijos del ancho mundo", tomé dos decisiones. Las dos cambiaron mi vida. 

Y es que se trata de una obra maestra, en la que resplandece el antiguo arte de narrar historias. Y en ese trance, entre la historia viva e impresa y la vida de nuestro corazón, ocurren las cosas más insospechadas. De repente, te sorprendes viajando detrás de los personajes desde India a Etiopía y a América. Y no solo viajas, te quedas, se detiene tu cotidianidad, y te quedas a tejer vida, en otros lugares y con otras gentes. 
Y escuchas: "Llegamos a esta vida espontáneamente y, si tenemos suerte, encontramos un objetivo además de hambre, penuria y muerte prematura que es, no lo olvidemos, lo que aguarda a la mayoría." Y sonríes, porque conoces tu objetivo... 

Os deseo, que améis la vida, y que rellenéis el vacío que existe entre la ambición y la conveniencia. "La vida es así. La vivimos hacía delante, pero la comprendemos en retrospectiva " 

"Y entonces, en el vacío silencioso que sigue, oigo el agudo zumbar de las estrellas y me embargan el júbilo y la gratitud por el insignificante lugar que ocupo en la galaxia..." 


Vivid, aunque os parezca que la vida consiste en reparar agujeros!!! 


Acerca del argumento: 

 A los siete años de la venida de la hermana enfermera a Etiopia, desde un convento de Carmelitas de Madrás . En el modesto hospital Missing, de Adis Abeba alumbró a dos varones gemelos. Morirá a consecuencia del parto. El padre de las criaturas es un médico cirujano británico, que desaparece sin dejar rastro. Los niños: Marion y Shiva Stone crecen en el microcosmos del hospital misionero, criados por un pequeño grupo de personas que, con escasos medios y recursos, se afanan en curar a los enfermos...

martes, 23 de abril de 2013

LA CRUZ Y EL LIRIO DORADO de Fernando Fernán- Gómez







Hoy os invito al Fernando Fernán-Gómez, escritor. Todos sabemos de esa iconoclastia del "personaje-persona", que fue Fernando Fernán-Gómez. Y, detrás de la cual, me atrevo a asegurar, que se escondía una gran ternura, ternura que destila "Las bicicletas son para el verano", obra con la que obtuvo el Premio Lope de Vega en 1978. Todos sabemos que ha sido guionista de cine y televisión, director teatral y cinematográfico. Es en 1984 cuando empieza a precipitarse por los vericuetos de la novela. Ha escrito también libros autobiográficos, poemas y narraciones breves. En 1995 le fue otorgado el Premio Príncipe de Asturias. 

 A mi vida llegó, en su faceta de novelista, a través de un colega, un colega valiente, que, sabedor de mi afición a no devolver los libros, me lo prestó. Me prestó: " La Cruz y el Lirio Dorado" que, a su vez, lo había acompañado a él, durante una estancia en la ciudad de los Médecis y de los Pazzi, artífices de la trama. 

"La Cruz y el Lirio Dorado" la leí pausadamente, sin prisas, me recree en los acontecimientos narrados, intentando visualizar el corazón de los hombres cuando traicionan. Sí, me dejé llevar. Sin embargo, la novela estaba marcada por un significado aún mayor para mí: la propia ciudad de Florencia. Ligada a mi vida de un modo implacable. 

Y, hoy, todavía, el "libro prestado" no ha logrado salir de mi biblioteca...   
Y es que por un libro te puedes ver envuelto en mil peligros, entre ellos: el de hurtador profesional. 

¡Cuidaos de los libros! ¡Pero cuidaos bien! 



 Acerca del argumento: 


 En "La Cruz y el Lirio Dorado" Fernán-Gómez narra un hecho que marcó a la ciudad de Florencia: la conjura de los Pazzi. Y para ello se basa en las obras de tres grandes hombres, Poliziano, Maquiavelo y Alfieri; que ya escribieron en su día acerca de la conjura de los Pazzi. Poliziano lo hizo como testigo presencial en el siglo XV. Maquiavelo nos narra el hecho en su obra "Historias florentinas", en el siglo XVI, en la que los Médicis son víctimas de una de las mayores traiciones de la historia. Y por último Alfieri, ya en el siglo XVII, toma partido por los Pazzi, frente a la familia Médicis, a los que trata como los tiranos a los que había que derrocar. 

 La conjura consistía en acabar con la vida de Lorenzo y Giuliano de Médicis para devolver a Florencia la categoría de república, y una vez liberada la Signoria del poder de los Médicis, serían los hermanos Iacopo y Francesco de Pazzi los encargados de dirigir los asuntos florentinos. Los Pazzi aliados con el Papa Sixto IV, el cardenal Riario, sobrino del Papa (hijo, según las malas lenguas), y el obispo de Pisa.

  En la novela de Fernán-Gómez hay un personaje que cobra suma importancia, el padre dominico Maffei, que, sin intención, se ve envuelto en la conjura. Podemos considerar al padre Maffei como el protagonista de la novela, pues se va a convertir en la mano ejecutora de una crimen ideado por otros. Y es que la familia Maffei le debe mucho a la familia Riario, es por ello que el cardenal Riario le pide a Maffei que participe en la famosa conjura, y él, claro, no puede negarse. 

 A lo largo de la novela Fernán-Gómez nos cuenta cómo ha sido la vida de Maffei y cómo ha llegado a este punto. Así, llega una mañana de domingo de 1478, los Médicis se encuentran en misa en la catedral, Santa María de Fiori y en el momento de la consagración, en el que todo el mundo permanece con los ojos cerrados, dos dominicos, y los hermanos Pazzi se abalanzan sobre Giuliano y Lorenzo, alcanzan a los dos hermanos, pero Lorenzo logra llegar con vida a la sacristía, mientras que Giuliano es asesinado. 

 Han matado a Giuliano de Médicis, pero Lorenzo, apodado "el magnífico" ha sobrevivido, la conjura ha fracasado, y la ciudad de Florencia se lanza a las calles a la caza de los asesinos, los Pazzi, para darles muerte.

viernes, 22 de marzo de 2013

MALDITO KARMA de David Safier




Cuando asoma la Primavera por los girasoles no hay nada mejor que pasar por la librería de Diego Marín y disfrutar de la tarde, a medio hacer, entre papeles y palabras. Una tarde de libros, con el mejor librero de España. Cercano, sabio y amigo. Después un café y dos pensamientos en el horizonte, a punto de hacerse a la mar. 

 Hoy os invito a contemplar estas tardes, a medio hacer, camino del estío, con "Maldito Karma" de David Safier. ( Bremen, 1966). Cuando llegó a mí, en noviembre de 2009, las tardes a medio hacer iban camino del Invierno, pero la novela olía a Primavera. Me fascinó la idea, no tanto la prosa. No es el mejor libro que he leído en mi vida, pero me hizo feliz, muy feliz. Y es por ello que os invito a que os perdáis en sus páginas. 

 La desbordante fantasía de Safier y el buen ritmo al que nos somete, hizo que la leyera de un tirón. De este modo, unida al millón de lectores que habían sido víctimas de esta hilarante narración, me sentí una hormiga, con una vida de hormiga. Me sentí como la protagonista: Kim Lange, presentadora de éxito de la televisión. Sólo que yo no era una presentadora de éxito, ni nada parecido. 
Os invito a reír, en un tiempo en el que nadie está dispuesto a hacerlo. Además, es gratis, gratis, ahora que todo parece estar hecho de solemnes discursos de débito. Hay gentes en el mundo que sólo tienen la sonrisa... Y eso es tener mucho, mucho más que las indescifrables hojas de cálculo del debe y del haber.

¿ Qué tal si reflexionamos acerca de nuestra "seria vida" y nos reímos de ella? Para ello os invito a leer: "Maldito Karma" y a seguir, al pie de la letra, una de las recomendaciones del gran Groucho:

 ¡ No nos tomaremos la vida demasiado en serio, al cabo, no saldremos vivos de ella!




Lo que dicen acerca del argumento de Maldito Karma:

"La presentadora de televisión Kim Lange está en el mejor momento de su carrera cuando sufre un accidente y muere aplastada por el lavabo de una estación espacial rusa. En el más allá, Kim se entera de que ha acumulado mal karma a lo largo de su vida: ha engañado a su marido, ha descuidado a su hija y ha amargado a cuantos la rodean. Pronto descubre cuál es su castigo: está en un agujero, tiene dos antenas y seis patas… ¡es una hormiga! Kim no tiene ganas de ir arrastrando migas de pastel tras haber eludido los hidratos de carbono toda su vida. Además, no puede permitir que su marido se consuele con otra. Sólo le queda una salida: acumular buen karma para ascender por la escala de la reencarnación y volver a ser humana... "

martes, 26 de febrero de 2013

UN SOMBRERO LLENO DE CEREZAS de Oriana Fallaci


Tengo más de cien motivos, o tal vez sean más de cien mentiras... No importa. Lo esencial es que, a pesar de tener una memoria desmemoriada, tengo un recuerdo, un olvido y un porvenir, y este inmenso bagaje me hace confesar, con alegría, que: ¡he vivido y que vivo! 

 Tal día como hoy, en un invierno italiano, llegó a mí Oriana Fallaci, y desde aquel entonces se me hizo imprescindible leerla. Hoy, para mí, es uno de esos días en el que la vida se pone a vivir como si no hubiera un mañana. 

E , irremediablemente, trato de amarrarme a su cenit sin importarme la latitud, las retahílas de los noticieros, ni los partes meteorológicos. Entre otros argumentos, que sería tedioso esgrimir, porque no tienen argumento, y, además, son muy aburridos. Obedecen a razones que están inscritas en la sinrazón, en el vacío de la monótona existencia y en las patrullas de sueños a medio soñar, que producen insomnios falsificados y comedías sin risa. Así que hoy apartaré de mí todas esas patrañas, y me lo tomaré como si fuera fiesta de guardar. 

 Por todo ello, he pensado invitaros a contemplar los almendros en flor junto a Oriana Fallaci, una de las escritoras más leídas y amadas del mundo. También os invito a una tarta de cerezas y a mirar, sin ver, los horizontes miopes. 
 Os invito a vivir en la Toscana. Allí donde el Arno preside el destino de la belleza. Una belleza que se pone el mundo por montera siglo a siglo. 
Porque, ya se sabe, que cada siglo viene cargado de una sarta de motivos que se encargan, a su vez, de ajusticiar, sin remilgos, todo lo que se le antoja. Y es que hoy, es uno de esos días en que los AJUSTICIADOS tomaran la palabra. Y lo harán con una voz insinuante..., a quemarropa. 

 Así pues os regalo una de mis novelas preferidas: "Un sombrero lleno de cerezas" de Oriana Falaci (Florencia, 1929-2006) Que así comienza: «Entonces, cuando el futuro se había vuelto muy corto y se me escapaba de entre los dedos con la inexorabilidad con que cae la arena en una clepsidra, me sorprendía con frecuencia pensando en el pasado de mi existencia: buscando allí las respuestas con las que sería justo morir. Por qué había nacido, por qué había vivido, y quién o qué había plasmado el mosaico de personas que, desde un lejano día de verano, constituía mi yo" 


"Una fascinante saga que nos llevará desde el último tercio del siglo XVIII hasta finales del siglo XIX y que nos regalará un retablo de personajes inolvidables que pueblan la Italia revolucionaria de Napoleón, Mazzini, Garibaldi, o Víctor Manuel II. Viviremos las vidas de Carlo que quería plantar vides y olivos en la Virginia de Thomas Jefferson; Francesco, marino y negrero; Giovanni, soldado, revolucionario y obsesivamente enamorado de Teresa; Giobatta, aspirante a escultor y que acabó participando como voluntario en la tremenda batalla de Curtatone y Montanara. Y es también la historia de mujeres tan indómitas como Caterina quien, para que su futuro esposo Carlo Fallaci pueda identificarla, acude a la feria de Rosìa con un sombrero lleno de cerezas y con la única esperanza de que el hombre que la despose, la ha de enseñar a leer y a escribir" 

 "Un sombrero lleno de cerezas" es una delicia que esperaba el momento de ser degustada, degustada por un paladar capaz de amar el coraje. Sí, el coraje de saber acerca de nuestros antepasados, y con ellos, saber de las vicisitudes que dieron lugar a nuestro nacimiento. Con la prosa directa, viva y sensible de Oriana Fallaci he pasado momentos inolvidables... Y hasta aquí puedo leer. 
¡Adentraos en el alma de Caterina, con su valentía, su tesón, su desobediencia y su veneración por la hereje Ildebranda. Irrumpir en el empeño de Francesco por vivir a cualquier precio. Disfrutad de la sonrisa de Giobatta y de su curiosidad... 

 ¡ Disfrutad de la maravilla de haber nacido! 



Os he seleccionado algunos fragmentos:

 " porque el inquisidor de Siena, para que le resultase más fácil su tarea, había ideado un método ideado por Torquemada..." Pág, 64.

 " Pero si existía algo en el mundo con lo que Caterina siempre había soñado, algo que anhelaba de forma angustiosa, era saber leer y escribir..." Pág, 73.

 " los abecedarios son la antesala de los libros. Los libros son una amenaza para la virtud. Y la virtud crece con la ignorancia" Pág, 91.

 " En el segundo local, en cambio, podías encontrar una exquisita pareja besándose, el grupo conocido como: Amor y Armonía y una fiesta de jubilosas estatuas que hacían que te dieran ganas de gritar: " Viva la Vida"... Pág, 380.

 " Hay cosas que no pasan en vano por un alma en flor. Para bien o para mal, dejan una huella, una marca. Pero, con todo, lo singular de aquella adolescencia no radica en los acontecimientos extraordinarios que la marcaron, en las excepcionales experiencias que la enriquecieron. Radica en una paradoja de la que aún no he hablado. Es esta: pese al erotismo del tutú y el acoso de los moscones, pese a las novelas prohibidas..." Pág, 577

 "No se dio cuenta a tiempo porque quien ama ciegamente confía en que la persona amada corresponda a su amor..." Pág 775

martes, 8 de enero de 2013

EL ÚLTIMO VINO de Mary Renault





Porque hay novelas que no parecen escritas para ser leídas sino para ser sentidas y para ser leídas y sentidas no una vez, sino varias. Es por lo que he rescatado de los anaqueles más pretéritos de mi biblioteca " El último vino" y he querido sentirla con todos vosotros.

 Hoy os invito a una copa de belleza. Sí, os invito a bailar con la música de otros siglos. ¿ Aceptáis? Sé que sí. Bien, pues id hasta donde vuestra memoria no tenga recuerdos. Huid, por un instante, de vuestra biografía ideada en la fragua de la casualidad... Nuestro equipaje será una mochila repleta de inspiración en busca de su musa. 

 Y, entretejiendo los versos de Homero, zarparemos hacia la Grecia de Sócrates y de Platón. Nos acompañará Mary Renault( Londres, 1905. Sudáfrica, 1983) y su obra maestra: " El Último vino" escrita en 1956. Fondearemos en el Pireo, en el azul del mar de Ulises, con su gloria y su olvido, sus mitos y su logos. Sus tragedias, sus comedias y su Atenea vigilante Subiremos al amanecer, comiendo uvas, hasta el Partenón. E inevitablemente echaremos de menos a las Cariátides... 

Vagaremos por la colina de Likabetos y descubriremos que buscar la paz en un mundo que siempre ha estado en guerra, es una necedad. Disfrutaremos de Oriente y de Occidente, entre una suerte de dioses promiscuos, adúlteros y vengativos. 

 Y, ebrios de todo lo que sin ser hemos sido, trazaremos horizontes a las afueras del sol.

 ¡ Y brindaremos por aquel último vino!  



"Mandó a un servidor de confianza, que había sufrido ya la peste, el cual encontró a los dos jóvenes muertos. Por la forma en que yacían, parece que en el momento de la muerte de Filón, Alexias se había sentido enfermo, y, sabiendo el fin que le esperaba, tomó cicuta, para hacer el viaje juntos. La copa estaba en el suelo, a su lado; había derramado el sedimento, escribiendo FILÓN con el dedo, como se hace después de la cena, con el último vino..." (Pág, 467)

 "La novela El último vino . Fue la primera novela de corte histórico, de la autora, y para muchos la más lograda. De lectura recomendada en alguna que otra facultad universitaria, la novela es todo un canto a la amistad escenificado en la Atenas del último tercio del siglo V a.C., cuando la ciudad se halla sumida en plena guerra primero contra Esparta y luego consigo misma. El marco histórico es, pues, de extrema crudeza, y el dramatismo que demanda no es escatimado por la autora. Sin embargo el protagonismo no se lo lleva el aspecto bélico del relato (cosa habitual en el género histórico) sino el plano de los sentimientos de sus protagonistas y en especial de Alexias, el narrador de los hechos"

 "En una de sus obras, el filósofo Platón planteó el siguiente escenario: cierto día el ateniense Sócrates se acercó a una palestra donde se ejercitaba un grupo de jóvenes y comenzó a conversar con ellos acerca del significado de la amistad. Entre ellos se encontraba Lisis, un joven de no más de 14 ó 15 años con quien Sócrates dialogó sobre qué significa ser amigo de alguien ¿Cuándo existe la amistad? Cuando una persona ama a otra. Pero ¿y si esa otra no ama a la primera? De acuerdo, entonces redefinamos la amistad: sólo existe amistad cuando una persona ama a otra y esta a su vez ama a aquella. Pero esa definición exige reciprocidad, y según ella uno no podría ser amigo de su perro ni amar un objeto inanimado. ¿Entonces la amistad sólo puede darse entre personas? 
 Redefinamos pues de nuevo: B es amigo de A porque A ama a B. Pero se ha vuelto entonces a la primera definición, que ya fue considerada insuficiente; busquemos entonces un camino nuevo: la amistad se produce entre lo semejante, lo semejante es amigo de lo semejante. Pero lo malo no puede ser amigo de lo malo, porque lo malo no puede ser amigo de nada; bien, redefinamos nuevamente: lo bueno es amigo de lo bueno y lo es en tanto que busca algún provecho. Pero lo bueno, en tanto que bueno, no necesita de nada;  redefinamos una vez más la amistad: lo contrario es amigo de lo contrario. Pero entonces se daría el caso de que lo justo sería amigo de lo injusto; nueva definición, pues: lo que no es ni bueno ni malo es amigo de lo bueno, y lo es a causa de la presencia del mal, y con vistas a algo bueno que, por tanto, también ama. Pero entonces estaríamos en una cadena sin fin: amar algo con vistas a otra cosa que también amamos con vistas a otra cosa que también amamos… 
Redefinamos por enésima vez: aquello que se ama y de lo que se tiene amistad es de lo conveniente. Pero entonces lo bueno conviene a lo bueno, lo malo a lo malo, y lo bueno ni malo a su respectivo, lo cual ya había sido rechazado. ¿Entonces? 

El diálogo entre Sócrates, Lisis y los demás jóvenes concurrentes concluye sin llegar a una definición satisfactoria sobre aquello que se debate, cosa frecuente en las obras primerizas de Platón. La obra en cuestión se titula Lisis y fue escrito en las primeras décadas del siglo IV a.C. 

 Dos mil cuatrocientos años más tarde, Mary Renault parece tomar el testigo que dejara Platón y tratar de buscar, a su manera, la respuesta a la cuestión que planteó Platón. ¿Y cuál es su manera? Escribiendo un texto bastante más legible, comprensible y agradable que el diálogo platónico: la novela El último vino. Porque en ella se relata la historia de la amistad entre dos jóvenes a lo largo de los años: Alexias y Lisias, el primero un personaje de ficción pero el segundo no, al menos en tanto está inspirado en el Lisis del diálogo platónico (en el original inglés el nombre es Lysis y quién sabe por qué en español se ha traducido como Lisias, quizá para que lo confundamos con el orador Lisias, que vivió en la misma época). Los dos jóvenes viven en la Atenas de la guerra peloponesia, una Atenas que padeció alegrías y miserias a partes desiguales durante los casi treinta años que duró el conflicto. 

La peste, el desastre de Sicilia, el asedio de Esparta, el hambre, la derrota, la tiranía de los Treinta, la guerra civil… Con ese trasfondo se desarrolla la vida del joven Alexias, hijo de un ateniense conservador de carácter hosco y seco, y Lisias, de familia algo más acomodada pero que padece igualmente las penurias de la época que les ha tocado vivir"
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