domingo, 23 de septiembre de 2012

LA SOLEDAD DE LOS NÚMEROS PRIMOS de Paolo Giordano



“La soledad de los números primos” llegó a mi biblioteca cuando ya le precedían todo tipo de opiniones. Unas a favor y otras en contra. Ninguna indiferente. Sin embargo, estaba decidida a enfrentarme con un título sugerente y con la primera novela de un licenciado en Física Teórica. Al menos no era periodista, me dije. Y para mí, esta condición, ya era una garantía de que la historia no sería un canto a las contingencias obvias del oficio de vivir. ¡Que por otra parte me parece un magnífico oficio!

 De este modo, hoy os invito a una metáfora matemática. Una abstracción, sumamente hermosa, sobre la que descansa la novela de Paolo Giordano. Los números primos gemelos, a decir de los estudiosos en este campo, contienen una relación especial, porque entre ellos se interpone siempre un número par. Así, números como el 11 y el 13, el 17 y el 19, o el 41 y el 43, permanecen próximos, pero sin llegar a tocarse nunca. Estos números me producen una enorme tristeza, como cuando de niña comprendí las líneas paralelas y me dí cuenta que su destino las mantendría separadas siempre. No llegarían a conocerse jamás, aunque estuvieran a un milímetro la una de la otra. Si lo hacían perderían su condición de paralelas. Sin duda se trataba de la esencia de la soledad. 

Pero yo, por entonces, más poética que matemática, les otorgaba una suerte de desgracias por el mero hecho de que para mantener su “condición de paralelas” su destino las obligaba a oficiar la vida en soledad. La aventura que hoy os propongo es indagar en esa esencia de la soledad, que, a su vez, concluye en un hecho biológico: nacer solos y morir solos. 

Os propongo indagar en esa sutil diferencia que existe entre el estar solo y el sentirse solo. Y de algún modo, os propongo que hagáis del oficio de vivir, el único capaz de abrigar las alegrías y las contrariedades de los demás oficios. Y, naturalmente, os propongo que no os arropéis con líneas paralelas o con números primos gemelos.

 ¡Espero que, después de leer a Paolo Giordano, las vías del tren tenga para vosotros más intensidad en las intersecciones, allí donde habita el peligro de encontrarse...! 



Os he seleccionado algunos fragmentos que deseo os sirvan de intersección:

 "Deseó decirle que también le gustaba porque era algo que podía hacer solo, porque lo que uno estudia son cosas sabidas, muertas, frías; porque las páginas de los libros de clase tienen todas la misma temperatura, lo dejan elegir a uno, nunca hacen daño ni uno puede hacerles daño a ellas...Pero se abstuvo." ( Pág, 88)

 " En la oscuridad del cuarto, su mente volvía a poblarse de pensamientos sombríos y casi siempre acababa cogiendo un libro, lo abría al azar y seguía estudiando" ( Pág, 126)

 " Quiso contestar que sentirse especial era una jaula, lo peor que podía pasarle a uno, pero se abstuvo.
 " ( Pág, 152)

 "Pasaba tanto tiempo solo que, de haber sido una persona normal, se habría vuelto loco en un mes" ( Pág, 195) 

 " Se puede enfermar de recuerdos..." ( Pág, 234) 

" Como se siente uno si piensa cuánto tiempo se pierde deseando estar en otro sitio" ( Pág, 268)

 " La gente no perdía el tiempo, se aferraba a unas pocas casualidades y fundaba sobre ellas su existencia" ( Pág, 274)

 " Sí, lo había aprendido. Las decisiones se toman en unos segundos y se pagan el resto de la vida" ( Pág, 274)
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