martes, 14 de julio de 2015

EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO de Marcel Proust


Hoy os invito a construir una catedral cuyos planos no son definitivos: os invito a ir tras el tiempo perdido en un monólogo interior y circular. Os invito a cruzar un desierto que pocos se han atrevido a recorrer. Os invito a una gran obra, por su volumen (en torno 3000 páginas, un millón de palabras y más de 200 personajes) y por su ambición literaria. He pensado que este verano sería distinto si os acompañaba Marcel Proust y su: “À la recherche du temps perdu”. El porqué lo tendréis que descubrir vosotros. 

En la novela hallaréis la realidad de la conducta humana descrita por el microscopio minucioso del autor. Viviréis la pasión por comprender a vuestro microcosmos desde una cosmovisión única. 

Alejado de la razón y la lógica, Marcel inventa desde la memoria desmemoriada de su conciencia: el tiempo recobrado, un tiempo que solo se hace posible a través de la creación. Encontrareis, asimismo, momentos de tedio durante su lectura, momentos aburridos y de absoluta desesperación y momentos sublimes. Se trata de una experiencia vital exigente. 

Si lográis concluir la novela, que os aseguro que no es tarea fácil, os sentiréis más cerca de lo que de universal hay en todos y cada uno de nosotros. 

Después de atravesar el desierto de: “A la busca del tiempo perdido” asistiréis a la metáfora monumental de vuestra propia vida. 

 ¡Os animo a ser intrépidos con el tiempo y con la memoria involuntaria! 


LO QUE SE HA ESCRITO ACERCA DE LA NOVELA 

[...] "En busca del tiempo perdido" no es una novela editada en un solo volumen, sino que se compone de siete partes, publicadas en forma sucesiva a lo largo de 14 años, tres de ellas luego de la muerte de su autor. Marcel Proust prácticamente se recluyó en su casa para escribirlas entre 1908 y 1922, el año de su fallecimiento. La primera parte, llamada Por el camino de Swann, tuvo que ser costeada por el propio Proust, ante el poco interés de las editoriales. Sin embargo, su éxito fue inmediato, y la segunda parte (A la sombra de las muchachas en flor) fue publicada por Galimard y ganó el prestigioso premio Goncourt en 1919. 

En busca del tiempo perdido pretende reproducir los recuerdos de un joven escritor francés de comienzos del siglo XX, y retrata la vida de la clase alta parisina, sus vivencias e inconsistencias. Posee un claro contenido autobiográfico, pues la gran mayoría de sus personajes son inspirados en la propia familia, amigos y conocidos de Proust. Los siete volúmenes que componen "En busca del tiempo perdido" son: 
• Por el camino de Swann. Proust nos introduce en la vida del narrador, su niñez y sus visitas al campo en verano, que perdurarán en su memoria. A continuación se centra en la vida de Charles Swann, un amigo de sus padres, que se enfrentará a su círculo social al enamorarse de una mujer de un estrato inferior, así como su lucha para conquistarla y mantener la relación. 

• A la sombra de las muchachas en flor. En este volumen se narra la adolescencia del protagonista y su corta relación y noviazgo con Gilberte, la hija de Swann. También se centra en el encuentro inicial de aquel con Robert de Saint-Loup y con el barón de Charlus, personajes que cobran importancia en las siguientes partes de la novela. 

• El mundo de Guermantes. Los Guermantes son una familia aristocrática y muy distinguida, de cuyo círculo el protagonista quiere formar parte. No obstante, al principio es rechazado, hasta que finalmente es invitado a una fiesta formal. 

• Sodoma y Gomorra. Diversos episodios de relaciones homosexuales del barón de Charlus, y lésbicas de algunas mujeres del círculo del narrador, parecen ser la razón del título de esta cuarta parte de "En busca del tiempo perdido". 

• La prisionera. El tema principal de este volumen de En busca del tiempo perdido es la relación del narrador con Albertine, a quien acaba de desposar, y sus enfermizas sospechas de infidelidad. Aquel controla todos los movimientos de su pareja, hasta que esta lo abandona. 

• La fugitiva. Describe los esfuerzos del narrador por recuperar a Albertine, quien fallece luego en un accidente. Después descubre las relaciones lésbicas de ésta, incluso con Andreé, con quien el protagonista pensaba casarse. Se reencuentra con Gilberte, que ha decidido casarse con Robert de Saint-Loup, el mejor amigo del narrador. 

• El tiempo recobrado. En esta última parte Marcel Proust trasporta al lector hacia muchos años después, cuando el tiempo ha hecho mella en todos los personajes y el narrador descubre la razón por la que debe escribir lo que ha vivido y visto: la necesidad de unir el presente y el pasado a través de un relato coherente.[...]
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