viernes, 16 de diciembre de 2011

BELLA DEL SEÑOR de Albert Cohen



Hoy os invito a la obra maestra de la literatura amorosa de nuestra época: Albert Cohen y su: "Bella del Señor". Os invito a una obra inaudita e incierta. Un viaje por el Amor y por el Humor, entre lo lírico y lo cómico, como los contrapuntos de la vida y de la muerte. De él nos decía Claude Roy: poeta y clow, Albert Cohen nos ofrece un trampolín desde el cual saltar hasta las estrellas, pero no tiende la red para recibir al acróbata; así, el salto del ángel concluye en salto de la muerte. 
Desde su primera edición, en 1987, ha formado parte de mí. Ha estado presente cuando el amor o el desamor decidían acerca de mi futuro, sin consultarme. Las veleidades del destino, ya se sabe. También cuando me dedicaba, con esmero, a las pasiones de mis trabajos y mis días estuvo conmigo"Bella del Señor". Ha estado siempre. Incluso antes de conocerla. Porque fue el azar el que, caprichoso, me la presentó una tarde que anunciaba chaparrón... 
Además, si a esta obra añadimos la flimografía de Joseph L. Mankiewicz, gozaremos de los placeres de saber lo que somos, y hasta conoceremos lo que no somos. Pura curiosidad.


Nunca me atreví a regalarla. No, jamás la he adquirido pensando en otra persona. Tal vez ese Ulises no exista, o, quizás, yo no he vivido nunca en Ítaca. Si bien, confieso que he gozado de ella y con ella; a veces en tertulias, otras en la íntima soledad de la lectura, y las más, como confabulación para entender lo que el mundo me dejaba, con un velo de alquitrán en la mirada... 
Con"Bella del Señor" las aristas de lo opinable quedan en evidencia ante el armazón de su realismo; la búsqueda del Absoluto a través del amor, analizando los celos, la seducción y la misma degradación de la pasión, hacen de este libro el perfecto compañero para los intrépidos.


"El amor como una relación exclusiva entre dos, es terriblemente aburrido y abrumador. Y por extensión el sexo, que para el protagonista: Solal, no es más que un obligado recurso para mantener el contacto con la otra persona, o simplemente para dejar pasar el tiempo sin tener que enfrentarse a conversaciones vacías ancladas en la cotidianeidad del aislamiento de una pareja”.

"Y es que "Bella del Señor" es un libro sobre la soledad de la “pasión”, sobre el silencio que sobrevuela una relación que queda aislada de toda sociedad, y que se ve obligada a encerrase en sí misma. Es también y sobre todo, un libro sobre las ilusiones del amor: sobre el modo en que se produce la ficción para enmascarar y canalizar una pulsión que de otra forma sería inadmisible. Lo que nos relatará la novela, será el modo en que la relación de Solal y Ariane va encerrándose en un callejón sin salida: al quedar aislados de la sociedad, resultará cada vez más difícil dar una cobertura apropiada a la brutalidad desnuda del amor, a la ambivalencia autodestructiva de la sexualidad. El desmoronamiento progresivo de estas ficciones, y el terror manifiesto de Solal ante una situación que se le está escapando de las manos, finalmente desencadenarán el curso desnudo de la ambivalencia pulsional y desatarán la inevitable conclusión. La de cualquier historia de amor que no trate de sobrevivir a través: de lo social, de la distracción o de la ignorancia."

Atreverse con "Bella del Señor", supone aceptar una travesía en donde la calma chicha, nos hará esperar, con impaciencia, a que salte el viento. Será un estremecimiento ganando barlovento. Un singular buscando su plural.

Os deseo que el pronombre os lleve al nombre, y que la travesía os acerque al único plural de vuestro singular. Será, sin duda, un salto del ángel sin red.  


¡Disfrutad del vértigo!



"Situada en Ginebra y Francia, en 1936, en una época en que el antisemitismo alcanza en Alemania su paroxismo, esta novela relata, con lirismo romántico unido a su ironía feroz, la relación exasperada entre Solal, judío, alto funcionario de la Sociedad de las Naciones, y Ariane, la aristócrata aria casada con un subordinado de Solal, desde su encuentro hasta la agonía final , pasando por la conquista, la pasión y la implacable degradación de los sentimientos. Para combatir la saciedad, los amantes recurren a todo tipo de métodos: celos retrospectivos, humillaciones morales y todas las recetas eróticas; este libro de amor es también un retrato de los horrores de la carne. Tanto por el análisis de los celos como por el relato de la seducción o por su pesimismo, casi metafísico, respecto al mito del amor puro, Albert Cohen, en esta búsqueda del Absoluto a través del amor, nos ha dejado páginas que pertenecen ya a la leyenda y que durante largo tiempo continuarán forjando sensibilidades"

viernes, 18 de noviembre de 2011

EL CORONEL NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA de Gabriel García Márquez

Hoy os invito a desafiar a vuestro propio destino. Sí, os invito a que le preguntéis por las cartas que tanto esperáis, por las noticias de aquel corazón que, aún amándoos, dice no tener palabras y permanece mudo. Así es la obra de García Márquez ( Colombia, 1927) que más amo: "El coronel no tiene quien le escriba". Es de una austeridad que degrada, de una espera que no se conjuga con el verbo vivir. Sin embargo, es en ella en donde, un día lejano ya, me sentí atrapada por la certeza de las palabras. Fue en esa obra, donde supe que las palabras no eran, para mí, un artificio, y donde también reconocí en ellas el significado, más allá del significante. Nada más y nada menos que un juego. Eso eran y son para mí las palabras. Lejos del boato en el que las encarcelan, son el juego más sublime,real y misterioso. 
Sé que todos tenéis en la cabeza: "Cien años de soledad", novela con la que, el autor, recibió el Nobel en 1982. Sin duda, una obra maestra. Pero yo os invito a la mayor locura, de entre las locuras posibles. Una locura editada en novela breve. Una locura escrita durante su estancia en París, adonde había llegado como corresponsal de prensa y con la secreta intención de estudiar cine, a mediados de los años cincuenta. El cierre del periódico para el que trabajaba le sumió en la pobreza, mientras redactaba en tres versiones distintas esta excepcional novela, que luego fue rechazada por varios editores antes de su publicación. "Tras el barroquismo faulkneriano de "La hojarasca", esta segunda novela supone un paso hacia la ascesis, hacia la economía expresiva, y el estilo del escritor se hace más puro y transparente.
 Se trata también de una historia de injusticia y violencia: un viejo coronel retirado va al puerto todos los viernes a esperar la llegada de la carta oficial que responda a la justa reclamación de sus derechos, por los servicios prestados a la patria. Pero la patria permanece muda... "

Deseo que, a vosotros, os responda el destino, y que os lleguen cartas, cartas repletas de esas palabras que tanto esperáis...


"Todavía faltan cuarenta y cinco días para empezar a pensar en eso -dijo el coronel.
La mujer se desesperó.

«Y mientras tanto qué comemos», preguntó, y agarró al coronel por el cuello de franela. Lo sacudió con energía.

-Dime, qué comemos.

El coronel necesitó setenta y cinco años -los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto- para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder:

-Mierda". (Pág, 93,94)

viernes, 21 de octubre de 2011

EL GATOPARDO de Lampedusa



Hoy os invito a una copa de vino, en mi amada Sicilia. Esa tierra pertrechada de batallas; cosida a jirones, entre victorias y derrotas. Una tierra en donde sigue vivo el arte griego, esperando que nuestros ojos se dignen admirarlo en todo su esplendor. Incluso después de visitar Atenas, Sicilia es necesaria para embriagar nuestros sentidos y nacarar nuestras almas. La obra de G. Tomasi di Lampedusa, (1896−1957) " El Gatopardo" nos acompañará por esta tierra ignorada. La novela fue publicada póstumamente, en 1958, por Giorgio Bassani, y se constituyó como el primer bes-seller italiano. Es la única obra que nos legó su autor.
Entre "El Padrino" de Mario Puzo, sin duda una novela excelsa, o "El Gatopardo" de Lampedusa, he elegido, para este bridis, a Lampedusa; porque su prosa destila Sicilia y no se aleja ni un instante de ella. Y para brindar en Sicilia es necesario imantarse. 
Así la sentí cuando la leí por primera vez, y también cuando años más tarde viajó conmigo hasta la isla. No me decepcionó. En ella, no todo estaba dicho, pero el autor había glosado lo esencial. Después, Sicilia me susurró sus enigmas... 
Y he pensado que como sabemos que en esta aventura es mejor no distraernos con cantos de sirena, también os invito a la obra maestra que Visconti, basándose en la novela de Lampedusa,  construyó para el Séptimo Arte. No es necesario negar que esas imágenes impregnan nuestra lectura y condicionan la estética con la que nos asomamos a los acantilados de su mar, un mar de azules incomprensibles. Y de este modo, entre dos hermosas piruetas escénicas, ponemos rumbo a Sicilia.
"Aunque los protagonistas de esta novela sean el príncipe siciliano Fabrizio de Sa¬lina y sus familiares, el verdadero personaje central de la obra es, justamente, el Gattopardo que, como emblema, figura en el escudo del príncipe y se hace centro de las virtudes y defectos de su linaje. Unas y otros son, en todo momento, gattopardescos, palabra con la que se definen muchas cosas, y que responden a una actitud ante la vida y la muerte, ante los hombres y las cosas.
El argumento principal de la novela es la unificación italiana con breves referencias a años posteriores. Las consecuencias de esta unificación, son el telón de fondo de toda la obra. El libro condesa la decadencia de un mundo, el de la aristocracia siciliana, resumido y dominado por la figura del protagonista Fabrizio Salina, y el ascenso de la burguesía personificado en Don Calogero, que es el alcalde de la pequeña villa de Donnafugata en la cual la familia Salina pasa la temporada estival; y su hija Angélica, la cual se une en matrimonio con el sobrino favorito del Príncipe Salina". 


"Porque  si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie..."


Es una obra tan delicada y trágica como el alma del Mare Nostrum. Disfrutad y, aquellos que podáis reconoceros en ella... sed felices.



"Peligro. La palabra resonó en su mente con tal claridad que le sorprendió. Peligro. Pero peligro ¿para quién? Quería mucho a Concetta: le gustaba su respetuosa sumisión, la placidez con que se inclinaba a toda odiosa manifestación de la voluntad paterna, sumisión y placidez, por lo demás, sobrevalorada por él. La natural tendencia que tenía a apartar de sí cualquier amenaza a la propia calma le había hecho descuidar la observación del relámpago asesino que atravesaba los ojos de la joven cuando las rarezas a las cuales obedecía eran realmente demasiado vejatorias.
El príncipe quería mucho a su hija, pero quería todavía más a su sobrino. Conquistado desde siempre por el afecto burlón del muchacho, hacía pocos meses que había comenzado a admirar también su inteligencia: esa rápida adaptabilidad, esa penetración mundana, ese arte innato de los matices que le daba soltura para hablar el lenguaje demagógico de moda, con todo y dejar comprender a los iniciados que todo ello no era más que un pasatiempo al que él, el príncipe de Falconeri, se entregaba por un momento; todas estas cosas lo habían divertido, y en las personas del carácter y la clase de don Fabrizio la habilidad para divertirle constituía ya las cuatro quintas partes del afecto. Tancredi, según él, tenía ante sí un brillante porvenir. Podría ser el alfil de un contraataque que la nobleza, bajo uniformes cambiados, podía efectuar contra el nuevo estado social. Para hacer esto le faltaba sólo una cosa: dinero. De esto Tancredi no tenía nada. Y para progresar en política, además de que el nombre ya contaba de suyo, era necesario mucho dinero: dinero para comprar los votos, dinero para hacer favores a los electores, dinero para un tren de casa realmente resplandeciente. Tren de casa... Y Concetta, con todas sus virtudes pasivas, ¿sería capaz de ayudar a un marido ambicioso y brillante a subir los resbaladizos escalones de la nueva sociedad, tan tímida, reservada, retraída como era? Sería siempre la bella colegiala que era ahora, una bola de plomo al pie del marido... ( Pág, 40)

"—Excelencia, a la mujer de don Calogero no la ha visto nadie desde hace años, excepto yo. Sale sólo para ir a misa, a primera misa, la de las cinco, cuando no hay nadie. A esa hora no hay servicio de órgano. Pero yo una vez me di un madrugón adrede para verla. Doña Bastiana entró acompañada por la doncella, y yo, protegido por el confesionario detrás del cual me había escondido, no podía ver mucho, pero al terminar el servicio divino el calor fue más fuerte que la pobre mujer y se apartó de la cara el velo negro. Palabra de honor, excelencia, es hermosa como el sol, y no se puede censurar a don Calogero si cucaracha como es él, quiere tenerla lejos de los demás. Pero incluso de las casas mejor custodiadas acaban por salir a relucir las noticias: las criadas hablan, y parece que doña Bastiana es una especie de animal: no sabe leer, no sabe escribir, no conoce el reloj, casi no sabe hablar: una bella mula, voluptuosa y tosca. También es incapaz de querer a su hija. Buena para la cama y basta... ( Pág, 62)

" El sueño, querido Chevalley, el sueño es lo que los sicilianos quieren, ellos odiarán siempre a quien los quiera despertar, aunque sea para ofrecerles los más hermosos regalos. Y, dicho sea entre nosotros, tengo mis dudas con respecto a que el nuevo reino tenga en la maleta muchos regalos para nosotros. Todas las manifestaciones sicilianas son manifestaciones oníricas, hasta las más violentas: nuestra sensualidad es deseo de olvido, los tiros y las cuchilladas, deseo de muerte; deseo de inmovilidad voluptuosa, es decir, también la muerte, nuestra pereza, nuestros sorbetes de escorzonera y de canela. Nuestro aspecto pensativo es el de la nada que quiere escrutar los enigmas del nirvana. De esto proviene el poder que tienen entre nosotros ciertas personas, los que están semidespiertos; de ahí el famoso retraso de un siglo de las manifestaciones artísticas e intelectuales sicilianas: las novedades nos atraen sólo cuando están muertas, incapaces de dar lugar a corrientes vitales; de ello el increíble fenómeno de la formación actual de mitos que serían venerables si fueran antiguos de verdad, pero que no son otra cosa que siniestras tentativas de encerrarse en un pasado que nos atrae solamente porque está muerto...( Pág, 91)

"«Todo esto no tendría que durar, pero durará siempre. El siempre de los hombres, naturalmente, un siglo, dos siglos... Y luego será distinto, pero peor. Nosotros fuimos los Gatopardos, los Leones. Quienes nos sustituyan serán chacalitos y hienas, y todos, gatopardos, chacales y ovejas, continuaremos creyéndonos la sal de la tierra.»
Se dieron mutuamente las gracias y se despidieron. Chevalley se encaramó a la diligencia, izada sobre cuatro ruedas de color de vómito. El caballo, todo hambre y llagas, comenzó el largo viaje...
( Pág, 94)

" Era verdad: ningún Tancredi hubiese resistido jamás a su belleza unida a su patrimonio. Habríase casado con ella pasando por encima de todo. Algo le dolió en el corazón: pensó en los ojos altivos y humillados de Concetta. Pero fue un dolor breve. A cada vuelta que daba le caía un año de los hombros: pronto se encontró como si tuviese veinte, cuando en aquella misma sala bailaba con Stella, cuando ignoraba todavía lo que eran las desilusiones, el tedio y todo lo demás. Por un instante aquella noche la muerte fue de nuevo, a sus ojos, «cosa de los demás». Tan absorto estaba en sus recuerdos que se ajustaban tan bien a la sensación presente, que no se dio cuenta de que en un momento dado Angelica y él bailaban solos. Acaso instigadas por Tancredi las otras parejas dejaron de bailar y se quedaron mirando. Los dos Ponteleone estaban allí, parecían enternecidos. Eran viejos y acaso comprendían. También Stella era vieja, pero sus ojos estaban sombríos...
( Pág,116)

"Quería confesarse. Las cosas se hacen o no se hacen. Todos salieron, pero cuando tuvo que hablar se dio cuenta de que no tenía mucho que decir: recordaba algunos pecados concretos, pero le parecían tan mezquinos que no valían la pena de haber importunado a un digno sacerdote en aquella jornada de bochorno. No era que se sintiese inocente; pero era toda su vida pecadora, no éste o aquél hecho determinados, y ya no tenía tiempo para decir esto. Sus ojos debieron expresar una turbación que el sacerdote tomó como expresión de arrepentimiento, como, en cierto sentido, lo era. Fue absuelto. Su barbilla apoyábase sobre el pecho porque el sacerdote tuvo que arrodillarse para introducirle en la boca la Partícula. Luego fueron murmuradas las inmemoriales sílabas que allanan el camino, y el sacerdote se retiró...( Pág, 125)

miércoles, 5 de octubre de 2011

DE PARTE DE LA PRINCESA MUERTA de Kenizé Mourad


Hoy os invito a un viaje hacia la libertad o, tal vez, sea más preciso decir que es un viaje hacia el amor a la libertad. Un viaje que tuve la fortuna de hacer en 1988 cuando se publicó: "De parte de la Princesa muerta". No conocía a su autora, Kenizé Mourad (París,1940). El libro fue el regalo de un amigo que había dedicado más de un año en recorrer el mundo. Turquía lo había fascinado. Naturalmente, no sólo Turquía, pero él sabía que yo emprendería ese viaje en unos meses, y pensó que esa era la novela que debía viajar conmigo. Fue mágico aquel regalo, mágico aquel viaje, como mágica la historia que me acompañó. Todos mis viajes están decorados con novelas. Éste no podía ser una excepción. Y ahora, cuando la tengo, de nuevo, entre mis manos y releo lo que subrayé entonces, la sigo amando. Y porque la sigo amando, os invito a ella.
"De parte de la Princesa muerta" es una novela histórica, narrada con una infinita ternura y un gran realismo, que nos atrapa en los ambientes y las idiosincrasias de la Corte Otomana, del pueblo Libanés y de la India de los Rajás, llena de grandeza y de miseria a la vez. Al mismo tiempo, describe con detalle la excepcional personalidad de una mujer que vive los acontecimientos con una exquisita sensibilidad, con esa sensibilidad que sólo poseen las almas valientes, capaces de superar todos los fanatismos. Porque en la vida, como en las novelas, nada es como parece...


"La princesa Selma, exiliada en Turquía cuando todavía era una niña, emprendió un camino de sorpresas e inquietudes que la llevó del Líbano a la India y concluyó con su llegada a Francia, al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Fue una vida fugaz, dramática, tan extraordinaria como fascinante. En París, la princesa dio a luz a una niña que sería su fruto más valioso: la autora de este libro...".


Espero que lleguéis a amar esta historia, tanto como la he amado yo.

"El sol baja sobre el Bósforo. A través de las altas ventanas acristaladas, Hatidjé contempla el río y, en la ribera opuesta, en el continente asiático, el palacio de Beylerbé. No puede dejar de sonreír ante esta ironía del destino: es allí, justo frente a su mansión, donde su antiguo carcelero, prisionero también él, vivió los últimos años de su vida.
Las malas lenguas pretenden que había elegido vivir cerca del sultán destronado para poder contemplarlo a su gusto. Es falso:ella vivía desde antes en ese palacio de Ortakoy. Se había vengado,claro está, pero de otra manera..." ( Pág, 20)

" Selma, que arde por saber cómo terminó la historia, está resuelta a forzar a su madre a la confidencia. Esfuerzo inútil. Tras haber exclamado: «¡Ah, bueno!», con tono de la más perfecta indiferencia, la sultana vuelve a sumirse en la lectura. Selma da vueltas unos minutos por la habitación y luego, viendo que no conseguirá nada, se va despechada. Así pues, su madre no confía en ella. Cree que es incapaz de guardar un secreto. Todavía la considera una niña cuando ya tiene nueve años. ¡Muy bien! ¡Lo
averiguará sola!... ( Pág, 84)

"En las semanas que siguen, afluirán las tarjetas de invitación, pero para gran sorpresa de su madre, Selma ni siquiera las mira. Declara que la aburren esas reuniones en las que cada cual sólo se preocupa de ser la mejor vestida y en las que el principal tema de conversación es murmurar de los ausentes... "( Pág,176)

"Bagdad, 1º de mayo de 1926
Mi querida niña:
Os envío esta carta un poco como quien arroja una botella al mar, pues, desde hace dos años os he escrito muchas veces. Inútilmente. Mis cartas ¿se perdieron o nohabéis querido contestarme? Vuestro padre es muy desdichado, ¿sabéis?, por haber perdido a su bonita Selma. Por supuesto, fue culpa mía: yo elegí mi país, creyendo que me necesitaba. ¡Qué vanidad...! Desde entonces, no pasa un día sin que lamente mi decisión. ¿Podéis comprender... y perdonar? Me siento tan solo, me hubiera gustado tanto veros crecer. Erais una niña maravillosa y ahora debéis ser una hermosa joven.
He pensado que, tal vez, os gustaría volver a ver a vuestro anciano padre, después de tanto tiempo. Actualmente soy cónsul en Bagdad. Es una ciudad admirable. ¿Os gustaría conocerla? Si es sí, hacédmelo saber, os envío inmediatamente el billete para vos y vuestra kalfa. Podréis quedaros
algunos meses, o más si lo deseáis: nada podría hacerme más
feliz.
Espero vuestra respuesta con impaciencia...
Vuestro padre que os ama.
P.S. Por supuesto, también deseo ver a Hairi, pero primero
debe terminar sus estudios. Os encargo transmitir mis respetos
a la sultana. ¡Qué Alá la guarde!... "( Pág, 181)

" Salga de su sueño, Selma, usted es una mujer. ¿Tiene conciencia de lo que eso significa? Es el más hermoso título de nobleza, todo lo demás sólo son frivolidades ridículas que obstaculizan el flujo de la vida. ¿Nunca se preguntó por qué yo la llamaba «diosa» y no «princesa»? Porque quiero que se libere de ese título que la limita, pues usted es mucho más que una princesa, usted es un ser humano con sus infinitas posibilidades" ... ( Pág, 516)

" EPILOGO
Así termina la historia de mi madre.
Poco tiempo después de su muerte, un visitante se presentó en el consulado de Suiza. Era Orhan, el primo de Selma. En su tarjeta de visita había escrito simplemente: «De parte de la princesa muerta».
Avisado por vía diplomática, el rajá supo que tenía una hija. Como las comunicaciones entre la India, colonia inglesa, y la Francia ocupada, estaban interrumpidas, no pudo hacerla volver a Badalpur. Fue mucho después de la guerra cuando se encontraron.
Pero ésa es otra historia.
De Zeynel se perdió el rastro. ¿Murió de pena, de miseria, o
tal vez, extranjero entre los extranjeros, fue embarcado en un
vagón precintado?
En cuanto a Harvey, no había olvidado. Pero sólo conoció las cartas de Selma después de la muerte de su esposa. Durante tres años ésta las había escondido.
Una vez liberada Francia, viajó rápidamente a París. Cuando supo que había muerto Selma, quiso ocuparse de la niña. Pero acababa de iniciar los trámites cuando murió de un ataque al corazón.
Después, mucho después, quise comprender a mi madre. Preguntándole
a los que la conocieron, consultando libros de historia, periódicos de la época y los archivos dispersos de la familia; demorándome allí donde ella había vivido, intenté reconstruir los diversos marcos de su existencia, hoy en día irremediablemente trastornados, y de volver a vivir lo que ella vivió.
Finalmente, para acercarme a ella todavía más, para reencontrarla,
confié en mi intuición y en mi imaginación...( Pág, 575)

martes, 27 de septiembre de 2011

EL NOMBRE DE LA ROSA de Umberto Eco

Fue un día especial para mí. Un día de esos que la memoria conserva, imperturbable, entre sus anaqueles de tiempo y olvido. Por eso he pensado invitaros a una fiesta. Porque en una fiesta universitaria conocí a Umberto Eco y a la que era, por entonces, su primera novela: "El nombre de la rosa" ( 1980). Maitines y mucha curiosidad. El resto, imaginadlo vosotros. Bien es cierto que no todas las fiesta son iguales, pero en todas existe el anhelo de un encuentro, de una palabra, de una mirada, justo la que deseamos que nos mire... Pues en esta fiesta tendremos de todo: encuentros, palabras y la mirada, la nuestra, la que cada uno espera....Aquella recién estrenada novela, trataba de un manuscrito, trataba del saber. De custodiar o interpretar el saber, e incluso de destruirlo. El escenario: una Abadía Benedictina en la Alta Edad Media. Y todo se urde para censurar... en la misteriosa biblioteca. Porque, al fin y al cabo, todas las bibliotecas son misteriosas, guardan secretos: libros que amamos, libros que acariciamos, libros que miramos, libros bellos, libros olvidados y libros prohibidos. Prohibidos por nuestro corazón... Porque en la biblioteca de una persona, existe más vida que en su propia vida.  
"El nombre de la rosa", participa de las características propias de la novela gótica, la crónica medieval, la novela policiaca, el relato ideológico en clave, y la alegoría narrativa. "El nombre de la rosa" ofrece distintos puntos de interés: primero una trama apasionante y constelada de golpes de efecto, que narra las actividades detectivescas de Guillermo de Baskerville para esclarecer los crímenes que se suceden en la Abadía Benedictina; segundo, la reconstrucción portentosa de una época especialmente conflictiva, reconstrucción que no se para en lo exterior, sino que se centra en las formas de pensar y sentir del siglo XIV; y tercero, el modo en que Umberto Eco, el teórico Umberto Eco, el ensayista, ha construido su primera novela, escrita -nos dice- por haber descubierto, en edad madura "aquello" sobre lo cual no se puede teorizar, aquello que hay que narrar..."


Disfrutad narrando la fiesta de vuestras miradas puras y secretas... y por favor, no las envenenéis.

"La juventud ya no quiere aprender nada, la ciencia está en decadencia, el mundo marcha patas arriba, los ciegos guían a otros ciegos y los despeñan en los abismos, los pájaros se arrojan antes de haber echado a volar, el asno toca la lira, los bueyes bailan, María ya no ama la vida contemplativa y Marta ya no ama la vida activa, Lea es estéril, Raquel está llena de lascivia, Catón frecuenta los lupanares, Lucrecio se convierte en mujer.Todo está descarriado. Demos gracias a Dios de que en aquella época mi maestro supiera infundirme el deseo de aprender y el sentido de la recta vía,que no se pierde por tortuoso que sea el sendero" ( Pág,12)

"Cuanto más releo esa lista, más me convenzo de que es producto del azar y no contiene mensaje alguno. Pero esas páginas incompletas me han acompañado durante toda la vida que desde ento nces me ha sido dado vivir, las he consultado a menudo como un oráculo, y tengo casi la impresión de que lo que he escrito en estos folios, y que ahora tú, lector desconocido, leerás, no es más que un centón, un carmen figurado, un inmenso acróstico que no dice ni repite otra cosa que lo que aquellos fragmentos me han sugerido, como tampoco sé ya si el que ha hablado hasta ahora he sido yo o, en cambio, han sido ellos los que han hablado por mi boca. Pero en cualquier caso, cuanto más releo la historia que de ello ha resultado, menos sé si ésta contiene o no una trama distinguible de la mera sucesión natural de los acontecimientos y de los momentos que los relacionan entre sí. Y es duro para este viejo monje, ya en el umbral de la muerte, no saber si la letra que ha escrito contiene o no algún sentido oculto, ni si contiene más de uno, o muchos, o ninguno. Pero quizás esta incapacidad para ver sea producto de la sombra que la gran tiniebla que se aproxima proyecta sobre este mundo ya viejo." ( Pág, 399)

" Sólo me queda callar. 0 quam salubre, quam iucundum et suave est sedere in solitudine et tacere et loqui cum Deo! Dentro de poco me reuniré con mi principio, y ya no creo que éste sea el Dios de gloria del que me hablaron los abades de mi orden, ni el de júbilo, como creían los franciscanos de aquella época, y quizá ni siquiera sea el Dios de piedad. Gott ist ein lautes Nichts, ihn rührt kein Nun noch Hier... Me internaré deprisa en ese desierto vastísimo, perfectamente llano e inconmensurable, donde el corazón piadoso sucumbe colmado de beatitud. Me hundiré en la tiniebla divina, en un silencio mudo y en una unión inefable, y en ese hundimiento se perderá toda igualdad y toda desigualdad, y en ese abismo mi espíritu se perderá a sí mismo, y ya no conocerá lo igual ni lo desigual, ni ninguna otra cosa: y se olvidarán todas las diferencias, estaré en el fundamento simple, en el desierto silencioso donde nunca ha existido la diversidad, en la intimidad donde nadie se encuentra en su propio sitio. Caeré en la divinidad silenciosa y deshabitada donde no hay obra ni imagen.
Hace frío en el scriptorium, me duele el pulgar. Dejo este texto, no sé para quién, este texto, que ya no sé de qué habla: stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus". ( Pág, 400)

viernes, 9 de septiembre de 2011

LOS PILARES DE LA TIERRA de Ken Follett


La construcción de una catedral, es la aventura que os propongo. Tocad el cielo con las manos. Mirad hacia la luz y nuestras sombras se disiparán. Nos desplazaremos al siglo XII en Inglaterra, después será Ken Follett (Gales,1949) quien nos guíe por los laberintos de la Edad Media. Nos adentraremos en un mundo de reyes, damas, caballeros, pugnas feudales, castillos y ciudades amuralladas. El amor y la muerte se entrecruzarán, estarán con nosotros, con la nitidez de lo que perdura, con la terquedad de lo que es inherente a la vida.
Hace años que "Los Pilares de la Tierra" entró en mi biblioteca, fue uno de esos regalos que llegan sin atisbo de sorpresa, porque se presuponía que era necesario que la leyera y que, además, me gustaría. 
Todos mis amigos de Historia del Arte, pasaron por alto el hecho de que la novela pudiera o no estar excelentemente narrada. Tal vez podría tratarse sólo de un producto del "mercado editorial". Pero nada de esto nos importaba. Lo fascinante, para nosotros, era que estaríamos presentes en la construcción de una catedral gótica. Y sí, realmente fue una aventura compartida, que nos hizo pasar momentos inolvidables: tardes de café y tertulia y noches de vino y rosas. Después, se ha convertido en un "clásico". Uno de esos libros que todo el mundo dice haber leído.


Naturalmente, en alguna ocasión, también he regalado esta novela. Pero he pensado más, al hacerlo, que a la persona le gustase el Arte y la Arquitectura y no tanto, en que pudiera ser un amante de la Historia o un lector empedernido.


Disfrutad con la narrativa rápida y ágil con la que Ken Follet sabe atrapar al lector, después tomaros un respiro y pensad si los árboles no nos han impedido ver el bosque...



"Cuando Follett se embarca en la tarea de escribir "Los Pilares de la Tierra", explica lo siguiente: " Leí varios libros sobre arquitectura y surgió en mí un interés por las catedrales. Cierto tiempo después, se me ocurrió plasmar este entusiasmo en una novela. Era consciente de que debía ser un libro extenso. Se tardaban al menos 30 años en construir una catedral aunque, en la mayoría de las ocasiones este periodo se prolongaba porque se quedaban sin dinero, eran atacados o invadidos. Por lo tanto, la historia trata, de forma exhaustiva, las vidas de los personajes principales. En mi editorial estaban un poco inquietos por un tema tan insólito que, paradójicamente, es mi obra más famosa. También es el libro del que más orgulloso me siento. En él se recrea, de una forma bastante gráfica, la vida del pueblo y de sus habitantes. Es como si conocieras el lugar y a sus  gentes de una forma tan íntima como si tú mismo estuvieras viviendo allí, en la Edad Media"


"Los Pilares de la Tierra" es una novela histórica ambientada en Inglaterra en la Edad Media, en concreto en el siglo XII, durante un periodo de guerra civil conocido como la "Anarquía inglesa", entre el hundimiento del White Ship y el asesinato del arzobispo Thomas Becket. Sin embargo, también se recrea un viaje de peregrinación a Santiago de Compostela a través de Francia y España.
La novela describe el desarrollo de la arquitectura gótica a partir de su precursora, la arquitectura románica y las vicisitudes del priorato de Kingsbridge en contraste con el telón de fondo de acontecimientos históricos que se estaban produciendo en ese momento. A pesar de que Kingsbridge es el nombre de una localidad inglesa real, el Kingsbridge al que se hace referencia en la novela es, en realidad, un emplazamiento ficticio representativo del típico pueblo inglés en el que se establecían mercados en la época"


"El autor sorprendió con esta novela no sólo a sus lectores, ávidos de "thrillers", sino también a sus editores con su contenido y longitud (más de 1300 páginas). Fue publicada en 1989, y se convirtió en el mayor "best seller" de Follett"


"La novela fue incluida en el puesto 33 de la encuesta realizada por la BBC en 2003, cuyo objetivo era encontrar las obras más apreciadas de la literatura británica. Además, fue elegida en 2007 por el club literario Oprah's Book Club"

miércoles, 31 de agosto de 2011

EL PERFUME de Patrick Süskind

Os invito a evocar los olores, con Patrick Süskind (Alemania, 1949). Dejad libre de ataduras vuestra mente. Reposad en ese recuerdo que apenas recordáis. Y comprobaréis, con deleite, que antes del tacto, nos enamora el olor como emisario de una esencia que sabe permanecer en nosotros, inquebrantable a las leyes del olvido. La seducción del olor es despiadada. Se instala y sella su influencia en los lienzos de nuestra memoria. A veces olvidamos los nombres, las fechas, incluso los afectos… pero jamás olvidamos el perfume.
De un lugar nos queda un recuerdo, de una persona también nos queda el recuerdo. Sin embargo, de un corazón siempre nos queda el perfume… insumiso y rebelde al olvido.
Nuestro corazón sabe más que nosotros de lo que nos atrapa, sabe que el olor de alguien que hemos amado u odiado, no muere jamás...

Os dejo con el evanescente reino de los olores…

“La historia del personaje principal, Grenouille, "uno de los hombres más geniales y abominables de su época", transcurre en la Francia del siglo XVIII. Desde su nacimiento, Grenouille descubre y percibe el mundo a través del sentido del olfato, que tiene más desarrollado que el resto de las personas. Éstas, a su vez, en ocasiones encuentran inquietante dicha capacidad en Grenouille. Él carece de un olor propio”
“El 17 de julio de 1738, en el lugar más putrefacto de todo París nace Jean-Baptiste Grenouille entre los desechos de pescado del puesto que atiende su madre, una mujer joven de unos 25 años. Este es su quinto hijo, el cual nace igual que los cuatro anteriores (muerto o casi muerto), por lo que su madre piensa dejarlo morir entre vísceras y desperdicios, pero el llanto del bebé delata su presencia, y su madre es detenida, juzgada y ahorcada por infanticida”
“El pequeño Grenouille es rechazado sucesivamente por varias nodrizas, alegando que el niño es demasiado voraz y extraño, ya que "no huele como tienen que oler los bebés". Finalmente, por petición del padre Terrier, Madame Gaillard, mujer desprovista de olfato, lo acepta en su establecimiento para huérfanos a cambio de que el convento de Saint-Merri pague la cuota anual…”
“Grenouille crece odiado por los otros huérfanos y descubriendo el mundo a través del olfato; las palabras sólo tienen sentido para él si nombran objetos con olor…”

“Jean-Baptiste Grenouille tiene su marca de nacimiento: no despide ningún olor y por ello hace temer la presencia de algún demonio. Al mismo tiempo posee un don excepcional: un olfato prodigioso que le permite percibir todos los olores del mundo. Desde la miseria en que nace, abandonado al cuidado de unos monjes, Jean-Baptiste Grenouille lucha contra su condición y escala posiciones sociales convirtiéndose en un afamado perfumista. Crea perfumes capaces de hacerle pasar inadvertido o inspirar simpatía, amor, compasión... Para obtener estas fórmulas magistrales debe asesinar a jóvenes muchachas vírgenes, obtener sus fluidos corporales y licuar sus olores íntimos. Su arte se convierte en una suprema e inquietante prestidigitacion…”

“Patrick Süskind con esta novela, publicada en 1985, se convierte en el maestro del naturalismo irónico, nos transmite una visión ácida y desengañada del hombre en un libro repleto de sabiduría olfativa, imaginación y enorme amenidad. Su persuasión iguala a la de su personaje y nos propone una inmersión literaria en el arco iris natural de los olores y en los turbadores abismos del alma…”

viernes, 19 de agosto de 2011

EL PALACIO DE LOS SUEÑOS de Ismaíl Kadaré



Cuando encontré a Ismaíl Kadaré (Albania, 1936) a través de su novela “El Palacio de los sueños” (1981) yo pertenecía a un círculo literario en el que nos procurábamos “literatura de autor”. Nuestro paradigma era “El Castillo” de Kafka. Después las tertulias acerca del mundo y sus “controles asfixiantes”, nos llenaban las madrugadas de ideas de libertad, entre humo y una suerte de insomnios y palabras. Era el otoño de 1991 y Kadaré nos había dado un touché con su novela, publicada en España unos meses antes. Él se había propuesto crear un infierno “actualizado”. Tarea difícil, después de Dante. Y lo había conseguido de un modo magistral.

Hoy os invito a un viaje, en apariencia, despiadado; dejad vagar la mente por los contornos de una sociedad repleta de tiranía. Una sociedad en donde se controlan los sueños de los súbditos, se seleccionan, se interpretan, se archivan y… hasta se “fabrican” para después elegir un “Sueño Maestro”, con el cual continuar tiranizando. ¿Cuál es la verdadera realidad? ¿Son los sueños, que nos inspira el consciente real colectivo? ¿Es el inconsciente onírico el que se inspira en lo que somos? No hay frontera.
El mundo real da paso a la tiranía del mundo de los sueños y viceversa. En este viaje ya no nos vale decir de alguien “que es un soñador”, para distinguirlo como alejado de la realidad. No, Kadaré pone en evidencia lo que ocurre cuando no hay límites entre la realidad y los sueños. Cuando se controlan los sueños el poder es inmenso, oscuro. Todo es manipulado. Todo es gris. Y toda vez que lo más interior y callado de nosotros mismos, cae en manos de otros, se torna cruel y despiadado. Es el control total del individuo.
Os propongo una aventura para valientes, en donde gritaremos despiertos creyendo que soñamos. No obstante, estoy segura que saldremos de este infierno. Y será entonces cuando nos miraremos con una alegría íntima y hermosa, como cuando florecen los almendros...

He seleccionado algunos fragmentos de la vida de Mark-Alem en el Palacio de los Sueños:

“ El Tabir Saray o Palacio de los Sueños, según se lo llama en el lenguaje actual, es una de las instituciones más importantes de nuestro gran Estado imperial…( Pág, 23)

“Tal como se separa el grano de la paja, así se separan aquí los sueños válidos de los que carecen de valor…( Pág, 31)

“Primero los sueños de inspiración privada, que no tienen vinculación alguna con el Estado. Segundo, los sueños inspirados por el hambre o el empacho, el frío o el calor, las enfermedades, etcétera; en una palabra, todos aquellos ligados a la carne del hombre. Tercero, los sueños simulados, es decir los sueños que no han sido tales en realidad sino inventados por gente con ánimo de hacer carrera, tramados por maniacos, embusteros o provocadores. Las tres categorías deben ser eliminadas de nuestros expedientes…( Pág, 32)

“Es cierto que las multitudes no gobiernan- prosiguió- pero poseen un mecanismo por medio del cual influyen en todos los asuntos, en las vicisitudes y hasta en los crímenes del Estado, y ese mecanismo es el Tabir Saray…( Pág, 70)

“La interpretación de altura comienza justo donde acaba la rutina…( Pág, 86)

“Esa debía de ser la verdadera razón del confinamiento del infeliz: hacerle olvidar su sueño…( Pág, 102)
“El mundo entero parecía haber perdido sus tonalidades, empalidecido como después de una prolongada enfermedad…(Pág, 132)

“Se dice que, a veces, el Sueño Maestro no es más que un montaje- dijo en voz baja-…( Pág, 143)

“El mundo era tan gris que no merecía la pena atormentarse ante la posibilidad de perderlo…( Pág, 146)

“Todas las mañanas, al recibir el informe habitual, Mark- Alem experimentaba la sensación de tener en sus manos la noche recién acabada de millones y millones de seres. Él, que imperaba en las zonas oscuras de la vida de la gente, poseía sin duda un inmenso poder. Cada día era más consciente de ello…( Pág, 222)

viernes, 29 de julio de 2011

OJOS AZULES de Arturo Pérez- Reverte


Os invito a que os detengáis en una “miniatura”: “Ojos azules” de Arturo Pérez–Reverte (Cartagena, 1951) Os invito a la “joya” de la narrativa de Pérez-Reverte, en 30 páginas. Una edición ilustrada, magistralmente, por Sergio Sandoval en los Únicos de Seix Barral. Es una edición de esas que hay que “acariciar”. “Ojos azules” me lo regaló un amigo que conoce muy bien mi inclinación por los libros hermosos y mi afición por olerlos y manosearlos. Era la primavera de 2009. Una de las mejores primaveras de mi vida. Su azul épico me amarró a la batalla del soldado, que esperaba un hijo de una india, aunque sus planes eran regresar a Castilla rico y vivir como un hidalgo. ¡Qué bien se lo había luchado!
A Pérez –Reverte lo conocí por aquello de que yo también nací en el Mediterráneo, en la tres veces milenaria ciudad de Cartagena, y porque cuando de niña me sumergía en el mar, también encontraba ánforas que me hablaban de siglos pretéritos y de batallas libradas a fuerza de jugarse el tipo. Ni un ápice de cobardía me enseñó ese mar. Después ya lo veía en televisión entre palabras y cañonazos. Inmutable, sangre fría, valor, honor. Más tarde, su singular forma de utilizar el lenguaje lo ha consagrado como un Académico y un escritor, que a nadie deja indiferente. El resto es historia.
Os invito a un viaje que nos llevará a la noche del 30 de junio de 1520. Un viaje a “la noche triste” de la conquista de México. Es una pincelada narrativa tan honda como certera. Es la narrativa con “Patente de Corso”. Os propongo que os sirváis una copa del mejor vino, lo necesitaréis para comprender al soldado de “Ojos azules”. Ya que como nos cita Pere Ginferrer en el Prólogo, aludiendo a Emerson y a Borges: “comprendiendo un momento de la vida de un hombre, podremos comprender toda su vida”.
La vida, en las batallas, “comprende” todas las grandezas y todas las miserias. Al fin y al cabo lo que somos.

Os he seleccionado algunos fragmentos de aquella noche mestiza:

“Para morir anciano y honrado sin deber nada a nadie, porque hasta el último gramo de oro lo había ganado con su sangre, sus peligros, sus combates, su salud y su miedo…” ( Pág, 14)

“El soldado de los ojos azules peleó con bravura, a la desesperada, chapoteando en el barro, abriéndose paso a estocadas… ( Pág, 24)

“ Ojalá, pensó, mi hijo tenga los ojos azules” (Pág, 36)

viernes, 17 de junio de 2011

LOS ENAMORAMIENTOS de Javier Marías


Hoy os invito a enamoraros con la última novela de Javier Marías ( Madrid, 1951) titulada: "Los enamoramientos". Tengo la sensación de que lo conozco desde su primera obra, me lo presentó un buen amigo con el que sigo compartiendo palabras y café. Sí, fue uno de esos días de la vida en los que necesitas esa prosa tan perfecta, rítmica y modulada, que te llega al alma sin trama e intriga que te distraiga, la prosa de Marías  . Recuerdo obras de Javier Marías que me dejaron sumida durante tiempo en pensamientos ignorados, tan ignorados como los que sentía "el otro". "Mañana en la batalla piensa en mí" "Corazón tan blanco" " El hombre sentimental" o " Tu rostro mañana" En todas se toma su tiempo. Porque es una literatura al alcance de la vida.


Os invito a compartir exquisitos momentos con sus ya conocidos personajes. Y os invito, del mismo modo, a disfrutar de la policromía del alma. Porque no hay en la vida nada totalmente blanco o totalmente negro. Todo es transitorio y provisional y, en ese interludio, vivimos y nos enamoramos.
Espero que ahora que la luna nos ha ofrecido un espectacular eclipse, nos detengamos más en los asombros de los azules. Porque el enamoramiento "... puede justificar todas las cosas: las acciones nobles y desinteresadas, pero también los mayores desmanes y ruindades"


Disfrutad con el mago de las palabras, que para mí es Javier Marías. 
" ...Porque cada cosa que nos sucede o que nos precede cabe en un par de líneas de un relato..."


¡Feliz paseo por su prosa enamorada!



He seleccionado algunos fragmentos, espero que os hagan sentir el enamoramiento.

" Pon a una persona en lo cotidiano de alguien, haz que se sienta responsable y protector y que al otro se le haga imprescindible, y verás como terminan..." ( Pág, 119)

" El error de creer que el presente es para siempre, que lo que hay a cada instante es definitivo, cuando todos deberíamos saber que nada lo es, mientras nos quede un poco de tiempo..." 
( Pág, 143)

" La fuerza de los hechos es tan espantosa que todo el mundo acaba por estar más o menos conforme con su historia, con lo que le pasó y lo que hizo y lo que dejó de hacer, aunque crea que no o no se lo reconozca. La verdad es que casi todos maldicen su suerte de algún momento y casi nadie se lo reconoce" ( Pág, 142)

" A ninguno debe ofendernos que alguien se conforme con nosotros a falta de quien fue mejor..."
 ( Pág, 190)

" Este tiempo ha pasado aunque sea el nuestro y por eso no está en nuestras manos el final de nada..."  ( Pág, 137)

" La segunda vía es intentar colarse con disimulo en la cotidianidad de ese alguien, persistir, sin insistir, hacerse sitio con pretextos varios..." (Pág, 145)

" El enamoramiento es insignificante, su espera en cambio es sustancial..." ( Pág, 246)

"...la fuerza de la costumbre es inmensa y acaba por suplir casi todo, incluso por suplantarlo. Puede suplantar el amor, por ejemplo; pero no el enamoramiento, conviene distinguir entre los dos, aunque se confundan no son lo mismo..." (Pág, 308)

lunes, 9 de mayo de 2011

EL PABELLÓN Nº 6 de Anton Chéjov


Hoy os invito a la grandeza de Anton Chéjov( ( Антон Павлович Чехов), ( Taganrog, 17 de enerojul./ 29 de enero de 1860greg. - Badenweiler (Alemania), 2 de juliojul./ 15 de julio de 1904greg.) Ha llegado a mi vida, de nuevo, después de muchos años. Y mi entusiasmo por él ha ido en aumento. Es un maestro del relato corto. Un amante de la descripción del alma humana, en especial del alma rusa. He elegido "El pabellón nº 6". Sin embargo, cualquiera de sus obras nos puede conmover.
Espero que con él recorráis las esquinas de la vida rusa antes de la Revolución Bolchevique, es una forma de pensar en este pueblo de un modo más comprensivo. Entender su humor, su inmadurez, su aislamiento- clima, alfabeto, cultura- que estoy segura nos transportará a otra dimensión. Ante todo recorreremos una intención no moralizante de la vida, como si un escándalo y una insumisión a los cánones dejaran entrever la libertad.
Disfrutad intensamente de lo breve, con Chéjov. Responded a sus preguntas, él no lo hará por nosotros.

"Fuese cual fuere la materia de que se hablara con él, todo lo resumía en una conclusión: la vida en aquella ciudad ahogaba y aburría; la sociedad carecía de intereses vitales y arrastraba una existencia oscura y absurda, amenizándola con la violencia, la perversión más burda y la hipocresía; los granujas estaban hartos y vestidos, mientras que los honestos se alimentaban de migajas; hacían falta escuelas, un periódico local honrado, un teatro, conferencias públicas, cohesión de las fuerzas intelectuales;urgía que la sociedad se reconociera a sí misma y se horrorizara. En su apreciación de las personas, no utilizaba sino tintas cargadas, pero sólo blancas y negras, sin matices de otro género. Para él, la humanidad se dividía en honrados y canallas; no había cualidades intermedias. De las mujeres y del amor hablaba siempre con apasionado entusiasmo, aunque nunca estuvo enamorado..." ( Pág. 4)


"Por otra parte, ¿para qué impedir que la gente muriese si la muerte es el fin normal y legítimo de todos y cada uno? ¿Qué se ganaría con que un mercachifle o un chupatintas viviese cinco o diez años más? Considerando que el objeto de la medicina consistía en aliviar los sufrimientos, surgía la
pregunta: 
¿Y para qué aliviarlos? En primer lugar, se decía que los sufrimientos llevaban al hombre a la perfección; y en segundo, si la humanidad aprendiese a mitigar sus males con píldoras y gotas abandonaría totalmente la religión y la filosofía, en las que hasta entonces encontraba, no sólo un escudo contra las calamidades, sino incluso la felicidad. Pushkin padeció horribles tormentos antes de morir; y el pobre Heine estuvo paralítico varios años. 
¿Qué razón había, pues, para que no aguantasen enfermedades un Andrei Efímich o una Matriona Savishna, cuyas vidas carecían de contenido y resultarían completamente hueras y semejantes a la de la amiba, a no ser por los sufrimientos? ..." ( Pág. 11)


"-No tengo la pretensión de convertirle a mis creencias -pronunció en voz baja Andrei Efímich, lamentando que no quisieran comprenderlo-. Y no se trata de eso, amigo mío. El quid no está en que usted haya sufrido y yo no. Los sufrimientos y las alegrías son cosa efímera. Dejémoslos a un lado, y que se vayan con Dios. El quid está en que usted y yo pensamos. Vemos, el uno en el otro, personas capaces de pensar y de razonar; y esto nos hace solidarios, por diversos que sean nuestros criterios. ¡Si supiera usted, amigo mío, cómo me fastidian la insensatez, la torpeza, la cerrazón generales, y con cuánta alegría charlo con usted todas las veces! 
Es usted inteligente, y me deleita su conversación..." ( Pág. 27)

domingo, 9 de enero de 2011

PARÍS ERA UNA FIESTA de Ernest Hemingway


Hoy os invito a vivir en París con Ernest Hemingway ( Estados Unidos, 1899-1961) a través de su novela: “París era una fiesta”, que se publicó en 1964 en Nueva York. La obra es un testamento póstumo que nos transporta a la felicidad e infelicidad de aquella “generación perdida”, tras la Primera Guerra Mundial. Viviremos en el París de los primeros años veinte. No es necesario llevar demasiado equipaje, no somos turistas ricos o aburguesados. Somos personas con ganas de sentir, somos vagabundos de la vida. Allí, en París, Hemingway fue “muy pobre y muy feliz”.

El autor, en una carta a un amigo fechada en 1950 le decía: “Si tienes la suerte de haber vivido en París cuando joven, luego París te acompañará, vayas adonde vayas, todo el resto de tu vida, ya que París es una fiesta que nos sigue”.

Naturalmente la edición que está en mi biblioteca es de bolsillo, está muy gastada, muy subrayada, muy vivida y muy soñada. Yo también amo París con pasión y en asuntos de pasión, como en otros muchos, los argumentos son ociosos.

Es necesaria la ilusión a pesar de la atrocidad, la atrocidad y el atropello de dos guerras mundiales. Ahora vivimos en otro atropello, por eso viene París a rescatarnos con su fiesta.

¡Disfrutad!


París era en los años de 1920 la capital de la literatura americana y del arte y de la ilusión a quemarropa. En la novela, Hemingway realiza una mezcla fascinante de paisajes líricos y personales hasta el desgarro. La visión de Gertrude Stein, de Ezra Pound o de Zelda Fitzgerald es inolvidable. Como inolvidable es París.

Os propongo algunos fragmentos:

“Ernest empezó a escribir este libro en Cuba en el otoño de 1957, lo trabajó en Ketchum (Idaho) en el invierno de 1958-59, se lo llevó a España en nuestro viaje de 1959, y siguió con el libro de vuelta a Cuba y luego a Ketchum, a fines de otoño. Lo terminó en la primavera de 1960 en Cuba, después de una interrupción para escribir otro libro, El verano peligroso, que trataba de la violenta rivalidad entre Antonio Ordóñez y Luis Miguel Dominguín por las plazas de toros españolas en 1959. Retocó el libro en el otoño de 1960 en Ketchum. El libro trata de los años que van de 1921 a 1926, en París”.
Mary Hemingway

“Bajar la escalera cuando el trabajo se me daba bien, en lo cual entraba suerte tanto como disciplina, era una sensación maravillosa y luego estaba libre para pasear por todo París.
Podía elegir entre varias calles para bajar por la tarde hasta el jardín del Luxemburgo, y paseaba por el jardín y entraba en el museo del Luxemburgo, donde estaban las grandes pinturas que luego trasladaron al Louvre y al Jeu de Paume. Iba casi cada día por los Cézanne, y por ver los cuadros de Manet y Monet y los demás impresionistas con los que tuve un primer contacto en el Art Institute de Chicago. Iba yo aprendiendo algo en la pintura de Cézanne, y resultaba que escribir sencillas frases verídicas distaba buen trecho de lograr que un cuento encerrara todas las dimensiones que yo quería meterle. Iba aprendiendo mucho de aquel hombre, pero entonces no sabía expresarme bastante como para decírselo a nadie. Además era un secreto. Pero en cuanto me faltaba luz en el Luxemburgo, cruzaba los jardines y subía al apartamento en forma de estudio donde vivía Gertrude Stein, en el 27 de la rué de Fleurus…”( Pág, 6)

“Yo era joven y no melancólico, y en los peores momentos ocurrían siempre cosas extravagantes y cómicas, y a Miss Stein le gustaba oírlas contar. De otras cosas yo no hablaba, pero las escribía por mi cuenta.
Cuando no había viaje reciente que contar, pero me dejaba caer por la rué de Fleurus al terminar mi trabajo, a veces procuraba que Miss Stein hablara de libros. Mientras estaba trabajando en algo mío, me resultaba necesario leer al acabar de escribir. Si uno sigue pensando en lo que escribe, pierde el hilo y al día siguiente no hay modo de continuar. Yo necesitaba hacer ejercicio, cansarme el cuerpo, y además era buena cosa hacer el amor con la persona que uno amaba. No había nada mejor que eso. Pero luego, vacío, era una necesidad leer para no pensar en el trabajo ni preocuparse hasta el momento de reemprenderlo. Por entonces ya me había adiestrado a no secar nunca el pozo de lo que escribo, y a pararme siempre cuando todavía queda algo en lo hondo del pozo, y a dejar que por la noche lo volvieran a llenar las fuentes de que se nutre.
Para no pensar en lo que estaba escribiendo, muchas veces después del trabajo leía cosas de escritores de aquel momento, tales como Aldous Huxley o D. H. Lawrence o cualquier libro nuevo que encontraba en la librería de Sylvia Beach o en un puesto de los quais.
—Huxley es un cadáver —me dijo una vez Miss Stein—. ¿Por qué va usted a leer a un cadáver? ¿No se da cuenta de que es un cadáver?
Yo no sabía entonces darme cuenta de que era un cadáver, y dije que sus libros me divertían y me distraían de pensar.
—Debería usted leer sólo lo verdaderamente bueno o lo francamente malo.
—Me he pasado todo este invierno y el otro invierno leyendo libros verdaderamente buenos y el próximo invierno lo pasaré igual, y los libros francamente malos no me gustan.
—¿A qué leer esa basura? Es basura puesta en conserva, créame, Hemingway. Obra de un cadáver.
—Me gusta estar al tanto de lo que escriben por ahí —dije—. Y me distrae de lo que yo escribo.
—¿Qué otras cosas está leyendo?
—A D. H. Lawrence —dije—. Tiene cuentos muy buenos, uno que se llama «El oficial prusiano».
—Intenté leer sus novelas. No hay modo. Es sentimental e insensato y risible. Tiene un estilo de enfermo.
—Hijos y amantes y El pavo blanco me gustaron —dije—. Bueno, el segundo tal vez no tanto. Lo que no pude terminar son las Mujeres enamoradas.
—Ya que no le gusta leer lo malo, le recomendaré una cosa que le absorberá y que es una maravilla en su género. Tiene que leer a Marie Belloc Lowndes.
Nunca había oído hablar de ella, pero Miss Stein me prestó The Lodger, esa maravilla de relato basado en Jack el Destripador, y además otro libro de un crimen en un pueblo cerca de París que estoy seguro que es Enghien-les-Bains. Eran dos libros espléndidos para después del trabajo, con personajes verosímiles y con una acción y un terror que nunca suenan a hueco. Eran perfectos para leer cuando uno había pasado el día trabajando, y me leí todos los Belloc Lowndes que existían. Pero un buen día se me acabaron, y además ninguno estaba a la altura de aquellos dos primeros, y no encontré nada tan bueno para llenar los vacíos del día o de la noche hasta que salieron las primeras buenas cosechas de Simenon.
Me parece que a Miss Stein le hubiera gustado el buen Simenon (el primero que yo leí fue o L’écluse numéro 1 o La maison du canal), pero no estoy seguro porque en la época en que frecuenté a Miss Stein no le gustaba leer en francés aunque le encantaba hablarlo. Fue Janet Flanner quien me pasó los dos primeros Simenon que leí. Ella tenía afición a leer francés y había descubierto a Simenon cuando el hombre aún hacía reportajes de crímenes.
En los tres o cuatro años en que fuimos buenos amigos no logro recordar que Gertrude Stein hablara bien de ningún escritor a no ser que hubiera escrito en favor de ella o hecho algo en beneficio de su carrera, salvo en el caso de Ronald Firbank y más tarde de Scott Fitzgerald. Cuando empecé a tratarla no decía nada de Sherwood Anderson como escritor, pero hablaba con fervor de su persona y de sus grandes ojos de italiano hermosos y cálidos, y de su bondad y su encanto. A mí me importaban un bledo sus grandes ojos de italiano hermosos y cálidos, pero me gustaban mucho algunos cuentos suyos. Eran sencillos de estilo y a veces muy hermosos de estilo, y conocía muy bien a las gentes sobre las que escribía y sentía por ellas una honda cordialidad. Miss Stein no quería hablar de sus cuentos y siempre volvía a su persona…”( Pág, 10-12)

“Cuando llegaba la primavera, incluso si era una primavera falsa, la única cuestión era encontrar el lugar donde uno pudiera ser feliz. Si estábamos solos, ningún día podía estropeársenos, y bastaba esquivar toda cita para que cada día se abriera sin límite. Sólo la gente ponía límites a la felicidad, salvo las poquísimas personas que eran tan buenas como la misma primavera…”( Pág, 21)


“…Cuando dejé de tomar las carreras como un trabajo serio, me quedé satisfecho, pero con una sensación de vacío. Por entonces, ya había descubierto que todo, lo bueno y lo malo, deja un vacío cuando se interrumpe. Pero si se trata de algo malo, el vacío va llenándose por sí solo. Mientras que el vacío de algo bueno sólo puede llenarse descubriendo algo mejor…( Pág, 28)

“…París no se acaba nunca, y el recuerdo de cada persona que ha vivido allí es distinto del recuerdo de cualquier otra. Siempre hemos vuelto, estuviéramos donde estuviéramos, y sin importarnos lo trabajoso o lo fácil que fuera llegar allí. París siempre valía la pena, y uno recibía siempre algo a trueque de lo que allí dejaba. Yo he hablado de París según era en los primeros tiempos, cuando éramos muy pobres y muy felices” ( Pág, 98)

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