viernes, 19 de agosto de 2011

EL PALACIO DE LOS SUEÑOS de Ismaíl Kadaré



Cuando encontré a Ismaíl Kadaré (Albania, 1936) a través de su novela “El Palacio de los sueños” (1981) yo pertenecía a un círculo literario en el que nos procurábamos “literatura de autor”. Nuestro paradigma era “El Castillo” de Kafka. Después las tertulias acerca del mundo y sus “controles asfixiantes”, nos llenaban las madrugadas de ideas de libertad, entre humo y una suerte de insomnios y palabras. Era el otoño de 1991 y Kadaré nos había dado un touché con su novela, publicada en España unos meses antes. Él se había propuesto crear un infierno “actualizado”. Tarea difícil, después de Dante. Y lo había conseguido de un modo magistral.

Hoy os invito a un viaje, en apariencia, despiadado; dejad vagar la mente por los contornos de una sociedad repleta de tiranía. Una sociedad en donde se controlan los sueños de los súbditos, se seleccionan, se interpretan, se archivan y… hasta se “fabrican” para después elegir un “Sueño Maestro”, con el cual continuar tiranizando. ¿Cuál es la verdadera realidad? ¿Son los sueños, que nos inspira el consciente real colectivo? ¿Es el inconsciente onírico el que se inspira en lo que somos? No hay frontera.
El mundo real da paso a la tiranía del mundo de los sueños y viceversa. En este viaje ya no nos vale decir de alguien “que es un soñador”, para distinguirlo como alejado de la realidad. No, Kadaré pone en evidencia lo que ocurre cuando no hay límites entre la realidad y los sueños. Cuando se controlan los sueños el poder es inmenso, oscuro. Todo es manipulado. Todo es gris. Y toda vez que lo más interior y callado de nosotros mismos, cae en manos de otros, se torna cruel y despiadado. Es el control total del individuo.
Os propongo una aventura para valientes, en donde gritaremos despiertos creyendo que soñamos. No obstante, estoy segura que saldremos de este infierno. Y será entonces cuando nos miraremos con una alegría íntima y hermosa, como cuando florecen los almendros...

He seleccionado algunos fragmentos de la vida de Mark-Alem en el Palacio de los Sueños:

“ El Tabir Saray o Palacio de los Sueños, según se lo llama en el lenguaje actual, es una de las instituciones más importantes de nuestro gran Estado imperial…( Pág, 23)

“Tal como se separa el grano de la paja, así se separan aquí los sueños válidos de los que carecen de valor…( Pág, 31)

“Primero los sueños de inspiración privada, que no tienen vinculación alguna con el Estado. Segundo, los sueños inspirados por el hambre o el empacho, el frío o el calor, las enfermedades, etcétera; en una palabra, todos aquellos ligados a la carne del hombre. Tercero, los sueños simulados, es decir los sueños que no han sido tales en realidad sino inventados por gente con ánimo de hacer carrera, tramados por maniacos, embusteros o provocadores. Las tres categorías deben ser eliminadas de nuestros expedientes…( Pág, 32)

“Es cierto que las multitudes no gobiernan- prosiguió- pero poseen un mecanismo por medio del cual influyen en todos los asuntos, en las vicisitudes y hasta en los crímenes del Estado, y ese mecanismo es el Tabir Saray…( Pág, 70)

“La interpretación de altura comienza justo donde acaba la rutina…( Pág, 86)

“Esa debía de ser la verdadera razón del confinamiento del infeliz: hacerle olvidar su sueño…( Pág, 102)
“El mundo entero parecía haber perdido sus tonalidades, empalidecido como después de una prolongada enfermedad…(Pág, 132)

“Se dice que, a veces, el Sueño Maestro no es más que un montaje- dijo en voz baja-…( Pág, 143)

“El mundo era tan gris que no merecía la pena atormentarse ante la posibilidad de perderlo…( Pág, 146)

“Todas las mañanas, al recibir el informe habitual, Mark- Alem experimentaba la sensación de tener en sus manos la noche recién acabada de millones y millones de seres. Él, que imperaba en las zonas oscuras de la vida de la gente, poseía sin duda un inmenso poder. Cada día era más consciente de ello…( Pág, 222)
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