lunes, 2 de agosto de 2010

EL HEREJE de Miguel Delibes



Miguel Delibes (Valladolid, 1920-2010) es el acompañante de toda mi vida, no recuerdo quien me lo presentó. Es de esos autores con los que pareces haber nacido. Sé que “La sombra del ciprés es alargada” la leí en torno a los 12 años. Y que me quedé sumida en una soledad sin precedentes. Nunca supe si esa “soledad lastimera” se debió a mi edad o al personaje de la novela y a su trágica vida.
Después, exceptuando los libros dedicados a la caza (porque me superaban sus conocimientos); las novelas de Delibes pasaron por mis manos, una a una, y en todas hallaba la admiración necesaria para esperar, con impaciencia, la siguiente. “Cinco horas con Mario” la seguí hasta el teatro, con la magnífica interpretación de Lola Herrera. ¡Un monólogo insuperable! Así ocurrió con “Los santos inocentes” o con “Las ratas”, en el cine.

Ahora pienso que Miguel Delibes me presentaba una realidad tan dura, tan innegable e inquebrantable que a mi espíritu soñador lo dotaba de equilibrio. En mi vida intento hacer lo mismo: mezclo los sueños con la realidad y procuro no agitar la mezcla. A veces, esta propuesta me ha llevado a buen puerto.

Hoy, os invito a leer “El hereje” y no me ha costado un gran esfuerzo decidirme por esta novela: la compartí con mi padre.
“El hereje” es un himno entusiasta a la tolerancia y a la libertad de conciencia. En donde las personas luchan por permanecer en un mundo difícil, repleto de controversias; al cabo, en el mundo que les tocó vivir. Es lo que tratamos de hacer todos en el momento histórico en el que nos corresponde existir, y que, en modo alguno, elegimos. Es una novela sobre los fanatismos del alma y los poderes que los convierten en armas mortales contra los propios hombres.
¡Os deseo un buen viaje hacia la tolerancia!


“El hereje” es una novela contextualizada en el Valladolid de la época de Carlos V. Por tanto nos referimos a una historia con intereses universales. Valladolid era la capital del Imperio y la Península Ibérica se convertiría- desde El Escorial, con Felipe II- en el bastión de la Contrarreforma. En 1517, Martín Lutero fijó sus noventa y cinco tesis, contra las indulgencias, en la puerta de la iglesia de Wittenberg, hecho que originaría el Cisma de la Iglesia Romana de Occidente y la Reforma protestante.
Cipriano Salcedo- el personaje que se atreve a defender sus ideales contra lo establecido- nace ese mismo año en la villa de Valladolid. Su madre- Catalina Bustamante- muere de sobreparto y será su nodriza, Minervina, quien le de los afectos necesarios que procuran el equilibrio del alma. Su padre: Bernardo Salcedo, detesta al niño, por considerarlo culpable de la muerte de su madre, al tiempo que un obstáculo para la relación sentimental que pretende con la nodriza.
Cipriano tuvo como preceptor a Don Álvaro Cabeza de Vaca, del que aprendió actitudes ante la adversidad. Después su padre lo arrancó de la casa familiar- con un pretexto baladí - y lo ingresó en El Hospital de Niños Expósitos donde conoció la parte más oscura, pícara y real de la vida. Cuidó enfermos día y noche – en la epidemia de peste que se había declarado en la zona- y perdió a dos compañeros: Tito Alba y Gallofa. Tras la muerte de su padre, se encargó de él su tío Ignacio. Se fue a vivir a su casa y mantuvo una relación amorosa con Minervina, hasta que, descubiertos por la mujer de su tío, la nodriza- amante fue expulsada. Cipriano la buscaría durante toda su vida sin conseguir hallarla.

Con el tiempo, Cipriano Salcedo, se convierte en un hombre ilustrado- doctor en leyes- nombrado Doctor- hidalgo, y en un próspero comerciante; casado con Teodomira -mujer poco leída, con la que no tuvo hijos- y que murió de locura en un manicomio.
A Cipriano al que le interesan las nuevas corrientes de pensamiento introducidas en la Iglesia por Lutero y que de forma clandestina se iban estableciendo en el reino; asienta una excelente relación con la secta protestante de Valladolid y posteriormente con las de toda España viajando hasta Alemania. Esta circunstancia hace de Cipriano Salcedo, un hombre leído, vivido, comprometido y viajado. En la secta de Valladolid encuentra a personas con sus mismas inquietudes, como Carlos Cazalla, su hermano Juan y su hermana Beatriz, don Carlos de Seso, doña Francisca de Zúñiga, el joyero Juan García, el bachiller Herrezuelo, Catalina Ortega, fray Domingo de Rojas y su sobrino Luis, y a la que sería su gran amor: Ana Enríquez; mujer poderosa, inteligente, valiente y bella.


Concluye la novela con el enfrentamiento entre el poder establecido y la libertad de los individuos a pensar y a actuar según sus criterios. La magistral forma narrativa de Delibes hace de ésta obra una referencia para todos aquellos que, de alguna manera, pretenden vivir según lo que piensan y en coherencia con su conciencia. Aunque no sea lo imperante ni el paradigma de lo instaurado. El crecimiento a lo largo de la vida y los cambios que el conocimiento procura en las personas,  convierten al " El hereje" en una obra donde las pasiones intelectuales y carnales se dan la mano sin esfuerzo dicotómico alguno. Y en donde el fanatismo presenta su imagen más cruel.

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