lunes, 26 de marzo de 2018

NO HAY ORQUÍDEAS PARA MISS BLANDISH de Hadley Chase



Hoy os invito a una expedición a los abismos del alma: «No hay orquídeas para miss Blandish» de James Hadley Chase. Al leerla, releerla o visionarla, a buen seguro que sentiremos que la condición humana, quebradiza, supera el paso del tiempo. Y esa perversidad despiadada y sin concesiones, que ahora se presenta en cada telediario, nos remitirá, entre otras, a la historia del brutal secuestro de miss Blandish, perpetrado por la banda de Ma Grissom. 

 Absolutamente espeluznante es el personaje de la madre de la familia de mafiosos, un personaje de esos que no se olvidan y con el que es mejor no soñar, porque la pesadilla está asegurada. En la novela, como en la vida, se hace omnipresente la crudeza a través de la brutalidad de sus personajes por la frialdad con la que Hadley Chase narra las escenas violentas, y por la premura que tiene uno por olvidar lo que ha leído nada más acabar el libro. 

He de confesaros que no soy lectora de novela negra. Y en el Cine, todavía hoy, me siguen inquietando estas películas. De tal modo, que busco cualquier excusa para no estar atenta en los momentos duros y violentos. Y solo respiro cuando aparece «The end» y «los malos» han sido abatidos. 

Y es que la maldad, pese a la anhelada bondad de la que revestimos nuestras acciones con pretextos anodinos, siempre nos evoca los renglones torcidos con los que escribimos o nos escriben algunos pasajes de nuestras vidas... 

Este espinoso asunto, no cabe duda que nos desfigura ante cualquier espejo, por muy benévolos que deseemos ser con nosotros mismos y por muy aleccionado que tengamos al espejo. 

Y es en ese preciso momento, cuando sentimos miedo de ese alter ego que se ríe, irónico y burlón, de nuestras buenas intenciones. 

 ¡Os deseo que la maldad no os sea indiferente! 



LO QUE SE HA ESCRITO ACERCA DE LA OBRA 

La novela destaca por su crudeza, por la fría crueldad de sus personajes principales, por la frialdad con la que se narran las escenas violentas y por la prisa que tiene uno por olvidar lo que ha leído nada más acabar el libro. Una expedición a los peores abismos que pueden abrirse dentro del alma humana, la psicosis, la dureza y la crueldad más despiadada. 

Una obra maestra del género, un clásico imprescindible cuya lectura es toda una experiencia, intensa e inolvidable. René Babrazon Raymond (Londres, 1906-1985), más conocido como James Hadley Chase, fue un escritor inglés, hijo de un coronel de la Armada Británica. Estudió en el King's School en Rochester y luego en Calcuta. A los 18 años se independizó y trabajó como librero, vendedor de enciclopedias y mayorista de libros. A los 32 años escribió su primer libro. 
Basándose en la cultura estadounidense de la Gran Depresión (1929-1939), la ley seca y el crimen organizado, y después de leer «El cartero siempre llama dos veces» de James M. Cain, decidió probar suerte con la novela negra y en seis semanas, con la ayuda de un mapa y un diccionario de argot americano, acabó esta espléndida composición titulada irónicamente «No hay orquídeas para Miss Blandish». La novela alcanzó un éxito espectacular y fue llevada primero al teatro y luego al cine. Hadley Chase se animó y escribió más de 90 títulos, la mayoría de serie negra. En casi todas sus novelas se sabe desde el principio quién es el asesino, pero se mantiene la intriga sobre qué va a pasar hasta el final. Las mujeres juegan un papel muy importante en sus libros, suelen ser fatales, hermosas, manipuladores y malvadas. 

Durante la Segunda Guerra Mundial fue piloto de la RAF y llegó a ser líder de escuadra. Como escritor, James Hadley Chase ha resultado ser muy popular en Asía, África y la antigua URSS.
http://laantiguabiblos.blogspot.com.es/2013/08/no-hay-orquideas-para-miss-blandish.html
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