viernes, 16 de diciembre de 2011

BELLA DEL SEÑOR de Albert Cohen



Hoy os invito a la obra maestra de la literatura amorosa de nuestra época: Albert Cohen y su: "Bella del Señor". Os invito a una obra inaudita e incierta. Un viaje por el Amor y por el Humor, entre lo lírico y lo cómico, como los contrapuntos de la vida y de la muerte. De él nos decía Claude Roy: poeta y clow, Albert Cohen nos ofrece un trampolín desde el cual saltar hasta las estrellas, pero no tiende la red para recibir al acróbata; así, el salto del ángel concluye en salto de la muerte. 
Desde su primera edición, en 1987, ha formado parte de mí. Ha estado presente cuando el amor o el desamor decidían acerca de mi futuro, sin consultarme. Las veleidades del destino, ya se sabe. También cuando me dedicaba, con esmero, a las pasiones de mis trabajos y mis días estuvo conmigo"Bella del Señor". Ha estado siempre. Incluso antes de conocerla. Porque fue el azar el que, caprichoso, me la presentó una tarde que anunciaba chaparrón... 
Además, si a esta obra añadimos la flimografía de Joseph L. Mankiewicz, gozaremos de los placeres de saber lo que somos, y hasta conoceremos lo que no somos. Pura curiosidad.


Nunca me atreví a regalarla. No, jamás la he adquirido pensando en otra persona. Tal vez ese Ulises no exista, o, quizás, yo no he vivido nunca en Ítaca. Si bien, confieso que he gozado de ella y con ella; a veces en tertulias, otras en la íntima soledad de la lectura, y las más, como confabulación para entender lo que el mundo me dejaba, con un velo de alquitrán en la mirada... 
Con"Bella del Señor" las aristas de lo opinable quedan en evidencia ante el armazón de su realismo; la búsqueda del Absoluto a través del amor, analizando los celos, la seducción y la misma degradación de la pasión, hacen de este libro el perfecto compañero para los intrépidos.


"El amor como una relación exclusiva entre dos, es terriblemente aburrido y abrumador. Y por extensión el sexo, que para el protagonista: Solal, no es más que un obligado recurso para mantener el contacto con la otra persona, o simplemente para dejar pasar el tiempo sin tener que enfrentarse a conversaciones vacías ancladas en la cotidianeidad del aislamiento de una pareja”.

"Y es que "Bella del Señor" es un libro sobre la soledad de la “pasión”, sobre el silencio que sobrevuela una relación que queda aislada de toda sociedad, y que se ve obligada a encerrase en sí misma. Es también y sobre todo, un libro sobre las ilusiones del amor: sobre el modo en que se produce la ficción para enmascarar y canalizar una pulsión que de otra forma sería inadmisible. Lo que nos relatará la novela, será el modo en que la relación de Solal y Ariane va encerrándose en un callejón sin salida: al quedar aislados de la sociedad, resultará cada vez más difícil dar una cobertura apropiada a la brutalidad desnuda del amor, a la ambivalencia autodestructiva de la sexualidad. El desmoronamiento progresivo de estas ficciones, y el terror manifiesto de Solal ante una situación que se le está escapando de las manos, finalmente desencadenarán el curso desnudo de la ambivalencia pulsional y desatarán la inevitable conclusión. La de cualquier historia de amor que no trate de sobrevivir a través: de lo social, de la distracción o de la ignorancia."

Atreverse con "Bella del Señor", supone aceptar una travesía en donde la calma chicha, nos hará esperar, con impaciencia, a que salte el viento. Será un estremecimiento ganando barlovento. Un singular buscando su plural.

Os deseo que el pronombre os lleve al nombre, y que la travesía os acerque al único plural de vuestro singular. Será, sin duda, un salto del ángel sin red.  


¡Disfrutad del vértigo!



"Situada en Ginebra y Francia, en 1936, en una época en que el antisemitismo alcanza en Alemania su paroxismo, esta novela relata, con lirismo romántico unido a su ironía feroz, la relación exasperada entre Solal, judío, alto funcionario de la Sociedad de las Naciones, y Ariane, la aristócrata aria casada con un subordinado de Solal, desde su encuentro hasta la agonía final , pasando por la conquista, la pasión y la implacable degradación de los sentimientos. Para combatir la saciedad, los amantes recurren a todo tipo de métodos: celos retrospectivos, humillaciones morales y todas las recetas eróticas; este libro de amor es también un retrato de los horrores de la carne. Tanto por el análisis de los celos como por el relato de la seducción o por su pesimismo, casi metafísico, respecto al mito del amor puro, Albert Cohen, en esta búsqueda del Absoluto a través del amor, nos ha dejado páginas que pertenecen ya a la leyenda y que durante largo tiempo continuarán forjando sensibilidades"
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